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artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

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Inicio > Historias > #11F Mujeres y niñas en la ciencia y en el mundo
2023-02-10
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#11F Mujeres y niñas en la ciencia y en el mundo
2023-02-10

Cada vez más estoy convencido de que la lucha feminista para por eliminar la ocupación del espacio y del mundo que es el proyecto patriarcal desde hace tantos siglos que lo hemos asumido como parte del paisaje. Favorecer, por ejemplo, que la mujer no esté penalizada por serlo en el mundo laboral, en concreto en el de la ciencia, no es cosa de ellas, claro, eso lo tenemos ya aprendido. Pero no es cosa solamente de favorecer que puedan dedicarse a la ciencia o tener igualdad las mujeres (que por otro lado, qué menos) sino de asegurarse que las estructuras no siguen siendo patriarcales. En esa labor, ay, seguimos sin dar más que unos pasos. Y si esto supone que los señores dejemos el espacio que de forma natural hemos ocupado, habrá que hacerlo. Y cuanto antes mejor. No reniego de mi género, pero sí de las expresiones asociadas de poder y dominación que se le suponen a mi género. Hace unos años participé en una campaña que tenía el eslogan: "Me tacho de macho". Pero no es suficiente tacharse de macho, no es suficiente acompañar y gritar en el #11F y el resto del año, hay que demoler las estructuras patriarcales. La ciencia, lo siento por si duele, es una de ellas en su estado actual y necesita de un reanálisis intenso...

Todo esto viene a que tenemos #11F de nuevo y ayer me lo pasé fenomenal escuchando a mujeres de la comunicación de la ciencia y de la ciencia comunicada hablando de "Género y comunicación de la Ciencia", una jornada organizada por la Cátedra de Cultura Científica de la UPV-EHU. Charlas inspiradoras, guerreras, debates contundentes, datos y realidades, todo estaba ahí, porque está desde hace mucho tiempo y ahora también se va conociendo mejor. Y también queda expuesto el sistema que ha mantenido todo así, sabemos también quiénes están del lado correcto de la historia y quiénes siguen apuntalando el cercado del corralito machirulo. (Nota: solamente un 12% de los asistentes éramos hombres, el resto, mujeres. Y esto dice mucho de la situación).

Una de las charlas la dio Angela Saini, donde planteó dónde están los orígenes de las desigualdades de las que ha escrito en sus libros "Inferior" y "Superior". En "The Patriarchs: the Origins of Inequality" bucea en la historia y muestra un programa sistemático de ocultación y expulsión de las mujeres. No nos podemos extrañar de qué pocas mujeres hay reconocidas con premios Nobel cuando entendemos que precisamente ese sistema de excelencia y reconocimiento se ha mantenido por una situación patriarcal que expulsa a las mujeres. No nos podemos sorprender del sexismo en la mirada de la ciencia a temas de la biología o la salud humana si vemos qué programa ideológico y de dominación sober las mujeres era el que sustentó siempre esas investigaciones. Pensar que las mujeres eran menos inteligentes por naturaleza (aunque más trabajadoras, eso se les concedió siempre en los dos últimos siglos) era parte de un programa de control social que sigue funcionando.

Escuchaba estas charlas y me acordaba de que en casi todos los órdenes de la vida ese patriarcado ha sido excluyente y ha desprestigiado a la mujer porque era parte de lo que había que hacer para sojuzgar a las mujeres. Hace poco estuve leyendo una historia sobre las orquestas "de señoritas" en el mundo del jazz en los años 20-30, y de la multiinstrumentista Peggy Gilbert que se hizo famosa con sus orquestas de "solo mujeres". ¿Recordáis "Con faldas y a lo loco" de Billy Wilder? La orquesta estaba inspirada en las de Peggy. Aquí una muestra de su sonido tan delicioso:


Bueno, la cosa es que en la revista que era la biblia del jazz en aquellos complejos años 30, Down Beat, se publicó en 1938 un artículo de Robert Walser titulado "Why Women musicians are Inferior?". Cuentan alguna de estas historias en artículos como Sexism at Its Worst? The History of Jazz is Full of it". Los argumentos de Walser era comunes en la época, parte de ese programa del patriarcado: la inteligencia más bien operativa de las mujeres las hace más aptas para instrumentos de cuerda o el piano, que son más bien amables. Pero los instrumentos de viento son menos estables, algo que las mujeres no pueden dominar. Tampoco tienen fuerza ni pueden ser buenas percusionistas... "The woman musician never was born who was capable of sending anyone further than the nearest exit", se afirmaba. El jazz, claro, era masculino: trompetas y batería, nada femenino.

Peggy Gilbert contestó un tiempo después en la misma revista: “How Can You Blow a Horn With a Brassiere?” donde decía algo que las mujeres han tenido que decir (y siguen teniendo que decir) en cualquier ámbito laboral o social: las mujeres, para ser reconocidas tienen que tener mucha más iniciativa aunque así solo se las reconocerá menos que sus compañeros. Cuentan la historia en este artículo, por ejemplo, "Las olvidadas del jazz" donde transcriben parte de la argumentación de Gilbert: "tengo unas pocas chicas en mi banda que podrían estar en los primeros puestos en las mejores bandas de hombres si se les diera esa oportunidad. Pero ¿consentirían las orquestas de hombres semejante experimento? Muchos grandes músicos han elogiado mi banda diciendo que es tan buena o mejor que sus organizaciones, pero si surge la cuestión de darnos una oportunidad real de demostrar nuestra paridad, seríamos relegadas inmediatamente a un plano inferior y nos darían la respuesta tipo A: «No se ha hecho antes”."

Resulta aleccionador ver que los problemas de la ciencia con las mujeres (y en la educación con las niñas) son los de la sociedad patriarcal con las saxofonistas o las aviadoras o cualquier mujer que quiera estar en aquellos espacios declarados masculinos. Y este es el problema, ahí seguimos.

ADDENDA.
El lunes 13 de febrero de 2023 dediqué mi columna #MILENIO al tema. Esta columna se publica en los diarios del grupo Noticias, en el Diario de Noticias de Navarra, en Noticias de Álava y en DEIA: "El tiempo no basta"

Se ha celebrado este pasado sábado el Día Mundial de la Niña y la Mujer en la Ciencia, una iniciativa reciente (tiene ocho años) que intenta visibilizar una limitación que persiste año tras año. En general, distamos mucho de llegar a una sociedad igualitaria, la tenemos pavimentada con demasiadas brechas, y la del género es la más llamativa.

En ciencia pasa lo mismo, más aún porque es un mundo muy polarizado. Tenemos áreas como las ciencias humnas, las de la salud y los cuidados (la enseñanza también) en las que hay más mujeres que hombres, aunque la representación social de muchas de esas investigadoras siga siendo un señor con bata y cosas así, y el salario, la esperanza de progresar en tu carrera y todo de hecho dependa de si eres mujer u hombre. Luego están las áreas de ciencias duras, ingeniería o matemáticas, eso que decimos STEM, de donde ya al comienzo de la historia, desde la Secundaria, las mujeres desaparecen.

Es llamativo porque parece que se diseña ese mundo de la ciencia y la tecnología para ser un espacio únicamente masculino. Luego las pocas que lleguen lo tendrán más difícil, además, así que no es raro que se busque, con días como el 11-F, mostrar que la realidad es injusta y que debe cambiarse, más pronto que tarde.

Pero el tiempo no basta, que es lo que se suele decir siempre que se analiza la realidad social con perspectiva de género. Dejas pasar el tiempo y, cierto, algunos derechos mejoran, algunas desigualdades se suavizan. Pero no sucede sin más, porque la inercia social es seguir con el espacio público, la élite, la representación, ocupado por señores, también en ciencia y tecnología. Y para cambiarlo hace falta algo más, es preciso actuar directamente y crear espacios igualitarios desde la infancia. Hay que ayudar al tiempo para que la historia cambie.

2023-02-10 10:12 Enlace

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