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Historias > Adiós, Juan Goytisolo
2017-06-04
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Juan Goytisolo ha muerto y se ha muerto un trozo de mi biografía. Recuerdo hacia el 77 o así, cuando cayó en mis manos
Señas de identidad, un libro que había estado prohibido en España y que había publicado en su colección de narrativa española Seix Barral, en la que leíamos casi todo lo que merecía la pena leerse, descubriendo que el posfranquismo iba a necesitar de una relectura de esos autores ninguneados por la dictadura y toda la educación nacionalcatólica que, a duras penas, se atrevían a incluir en las lecturas recomendadas el realismo de Martín Santos, y poco más.
Por supuesto, esos años fueron cayendo las
Reivindicaciones del conde don Julián, los alucinantes cuentos o roadmovie de
Campos de Nijar (la primera vez que pasé por allá, años después, a mediados de los ochenta ya con el boom de los invernaderos por un lado y el del turismo progre en la cosa junto a Mojácar. volví a necesitar a Goytisolo),
Juan sin Tierra...
Y vinieron otros más, durante años fue este Goytisolo acompañándome, pero ya desde el comienzo encontré que este era el Goytisolo que me volvía del revés en cada frase. Más que la poesía de Jose Agustín que, como tantos, había conocido gracias a las canciones de Paco Ibáñez. Más que la perfección de la construcción de Luis, que también llenó tardes y noches de lectura. Tengo como recuerdo (deberé cotejarlo con él) que a mi hermano Jon, el mayor de casa, con el que fuimos accediendo a una cultura no prescrita sino más bien proscrita con la tolerante colaboración de mis padres, todo hay que decirlo, era más partidario de dejarse llevar por Luis y sus novelas de
Antagonía. Yo también, quién no ha vibrado con
Recuento o
Los verdes de mayo hasta el mar... Los habíamos devorado antes que
Señas..., antes el primero de la muerte de Franco, y sin duda cambiaron mi forma de entender la literatura. Y la vida, es decir. Pero yo me decanté más por Juan, porque en nuestra casa siempre había que decantarse por un lado u otro y esa eterna lucha entre hermanos se convertía en preferencias de música, cine o literatura de manera natural. Así que de entre los Goytisolo novelistas, Jon era más de Luis y yo era más de Juan. Tonterías. Además el hecho de que la misma familia se convirtiera en parte del relato literario era una oportunidad única para descubrir esa generación que precedió a todo lo que ahora, a finales de los setenta, estaba ya cayéndose a trozos.
Pero posteriormente mi devoción distante a Juan Goytisolo tomó un rumbo diferente, al convertirse y haber sido un modelo de cómo un homosexual puede ser una persona más decente que un heterosexual llegado el caso. Esos ensayos, recuerdos, mundos que traen su
Coto vedado o
En reinos de Taifa siguen siendo fundamentales para entender la realidad, la condición humana, cómo la crítica social implica también una revisión de las posturas personales. No quería extenderme mucho, solamente mandar un saludo a una gran persona que además era gran escritor. Recordar alguna de las ficciones que compuso y me sobrecogieron me vuelve a erizar la piel, como la demoledora
Paisajes después de la batalla con ese carácter de recuento personal entre lo real y ficticio en que algunos grandes escritores saben navegar con tino, y otros no tanto. Recuerdo, claro, la encantadora provocación de su
Carajicomedia.
Porque Juan Goytisolo mantuvo una vida noble y comprometida. No solo con la libertad sexual, sino con tantos otros temas. Su visión del mundo, sus artículos de opinión sólida, dura, razonada y a la vez emotivamente cautivadora, quedan ahora como un capítulo ya cerrado del todo. Los medios destacan hoy su disidencia, su exigencia con la sociedad, su clamor ante el error de Europa de no mirar lo musulmán con otra mirada.
Como hay que consolarse, podemos hacerlo: nos quedan los escritos, afortunadamente, también esa imagen sólida con nariz como de boxeador. Y en lo personal aquella
Alquibla que creó para televisión (
la tienen a la carta en RTVE.es) para la que, círculos que se cierran, puso música un gran amigo, Luis Delgado.
En fin, releeré algo, miraré algo, me sentiré un poco triste hoy. Adiós, Juan Goytisolo.
2017-06-04 20:28 Enlace
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