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Historias > Regresión Y El Cine "Paranormal"
2016-02-03
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"Regresión", la última peli de Amenábar. Igual es una pelícua excesivamente contenida, sin las estridencias que habitualmente pueblan las películas con fenómenos paranormales, satanismo, posesiones diabólicas o fanatismo (que vienen a ser ingredientes de común origen y destino). Machacada de forma casi unánime por la crítica, tenía cierta prevención. Como me pasa siempre con estas películas en las que lo fácil es lo que se suele hacer siempre ceder a hacer creer que los fenómenos imposibles o inexplicables existen con causa sobrenatural, el espectáculo abandona siempre demasiado pronto toda posibilidad de contar una historia real. O cede al espectáculo o a la propuesta paranormalista. Un ejemplo relativamente reciente y perfectamente prescindible:
"Ouija" (2014), una peli de palomitas con adolescentes aborrescentes y poderes del más allá... de lo creíble. O incluso
"Luces Rojas" (2012), de Rodrigo Cortés, una película excepcionalmente malograda por el error de cortar la historia con un presunto poder paranormal "verdadero", que lejos de ser ese cambio de giro que pretendía el autor se convierte en una traca prescindible en una peli que narraba perfectamente el esperpento de los psíquicos.
Regresemos a Amenábar. El tema que desarrolla en la peli puede no ser demasiado conocido ahora, en el mundo de Internet estas cosas llevan otra dinámica y se airean de otra manera, pero a mediados de los ochenta comenzó una verdadera oleada de noticias que hablaban de rituales satánicos, robo y asesinato de niños, pueblos casi secuestrados, misteriosos sucesos que parecían conformar, un decenio antes del milenio, un imaginario en el que Satán comenzaba a ganar la batalla, preparando el fin del mundo. En aquella época, muy pocos ponían en duda que algo de esto fuera real, es decir, que independientemente de que estuviera Satán detrás de todo, se creía cierto que estos sucesos sucedían, que tales sectas satánicas se reunían como sociedades secretas y que gentes de bien (aparentemente) se convertían realmente en monstruos en sus akelarres...
Ahora los falsos recuerdos (o "falsas memorias" en la errónea pero habitual traducción de "false memories") son otra cosa, es más popular la ciencia detrás de cómo se pueden generar e inducir. La misma hipnosis, que pasó por una época de cierto esplendor convertida en atracción circense en la televisión (algo que puede repetirse en cualquier momento porque el televisivo es el medio con menor memoria de todos), se encuentra bastante cuestionada: nunca sirvió para nada realmente que no pudiera hacerse sin tanto birlibirloque, y el asunto de las regresiones puede seguir funcionando en el batiburrillo habitual que adornan las estupideces relacionadas con lo espiritual en la postnuevaera o como quieras llamarle: eso que un tipo aparentemente normal se vuelve más tonto de lo aceptable simplemente porque ha renacido en su ser de luz abrazando las más absurdas estupideces y charlatanerías, todo de muy buen rollo, muy natural y muy sostenible. Vamos, el mundo moderno... Bueno, no olvidemos que "El Exorcista" es una peli de 1973 y creó todo un género bien aposentado en los ochenta también.
Las revistas de lo paranormal, en aquella época en pleno auge, comenzaban a traer estas historias de satanismo y secuestros porque tenían el material necesario para vender lo truculento y lo gore. Los ovnis también estaban derivando a ese lado, con la moda de las abducciones. Y en ambas historias, el poder de conocer los misterios ocultos de la mente humana mediante la regresión hipnótica, se presentaba como una novedosa y rompedora manera de investigación. El éxito mediático de hipnotistas como
Brian Weiss, la adoración en el mundillo paranormal y ufológico a los desvaríos del escritor y presunto abducido
Whitley Strieber eran cosa habitual. En la América profuna (el "Bible Belt" estadounidense), el fundamentalismo cristiano era el caldo de cultivo necesario para que las habladurías de las sectas satánicas funcionaran. Casos como los de Jim Jones y su Templo del Pueblo, inmolado en Guyana en 1978, habían mostrado cómo una secta podía crearse y desarrollarse entre la gente "normal" casi sin darnos cuenta... En la paranoia habitual, era plausible pensar en que lo satánico estaba por ahí detrás. Más
Total que es fácil que la gente al ver la peli de Amenábar no recuerde cómo entre los 80 y los 90 los casos de satanismo se vendían como algo real. Por ejemplo, lo que recoge un artículo titulado
"The Hard Facts About Satanic Ritual Abuse" (Bob y Gretchen Passantino, 1992 Christian Research Journal)
A young teenage girl, impregnated during a satanic ritual, is forcibly delivered of her nearly term baby, forced to ritually kill the child and then to cannibalize its heart as cult members watch. Another girl, a small child, is sealed inside the cavity of a disemboweled animal and “rebirthed” by her cultic captors during a ceremony. A preschool class is systematically sexually, emotionally, and physically abused by part of a nationwide, nearly invincible network of satanic pedophiles and pornographers. A young girl is thrown into an electrified cage with wolves and ritually tortured to deliberately produce a “wolf personality,” part of her multiple personality disorder (MPD).
Algunas estimaciones hablaban de cómo más de 100.000 personas habían sufrido abusos satanistas (¿satánicos?) o incluso el doble. Paradójicamente, no había realmente denuncias, a pesar del eco en los medios de estas historias, de su abundante casúistica involucrando abusos sexuales, robos de menores, violaciones, asesinatos y hasta antropofagia... no había ni un solo detenido y condenado, ni una de estas sectas se había desmantelado.
Recuerdo en esos años unos artículos desmelenados (como es habitual) en Más Allá, perpetrados por Manuel Carballal. Lo recuerdo vagamente, sería a finales de los 80, cuando Javier Sierra era estudiante en la Complutense y comenzaban ambos a despuntar en el sector de la venta de misterios pseudocientíficos. Y recuerdo que le hice llegar a Sierra para que le pasara a Carballal unas copias de artículos que desmontaban ese apocalipsis satánico que se vendía, publicados en "The Skeptical Inquirer" y por lo tanto escépticos. Por supuesto no sirvió de mucho porque ya entonces optaban por centrarse en lo que su público buscaba: el misterio, no la explicación racional.
Al ver "Regresión" me he vuelto a acordar de esos años, de esos misterios que se presentaban como rituales satánicos terroríficos, ese ambiente que tan bien recrea, con tanta frialdad y tonos azules, la película de Amenábar. De cómo se presentaban a los hipnotistas, como psicólogos del alma oculta, capaces de encontrar lo que uno negaba. Esas historias de sociedades ocultas, o de lo que está detrás de las buenas gentes en los buenos pueblos de norteamérica, el horror tras la puerta del desván o en la cripta de la iglesia presbiteriana de turno...
Y, además, sin dejarse llevar por el efectismo de dar pábulo a lo que siempre fueron recuerdos, imaginados, creados o inducidos, la película permite ese retrato duro de un entorno moral que culpabilizaba al diferente. Posiblemente no es una obra maestra, como decía
Boyero en su crítica y comprendo que la contención, la frialdad incluso exasperante a veces de los protagonistas, no hayan gustado a todos. A mí me ha parecido una historia muy bien contada. Cine, vaya...
2016-02-03 09:06 Enlace
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