Ante todo, un saludo:
primeramente he de informarle que no soy ningún especialista en cualquier rama de la ciencia, pero tengo algunos conocimientos por haber leído bastante divulgación científica.
Lo que yo les voy a contar no se crean que es broma o que es invención de alguien que tiene problemas psicológicos. Voy directamente al asunto: hace tres años fui abducido por extraterrestres.
Yo antes no creía en semejantes historias, porque me parecían ridículas y faltas de credibilidad y pruebas científicas, pero ahora, después de la experiencia, he de decir -no sin cierta timidez y casi verguenza- que las cosas que se dicen por ahí son ciertas, aunque existen bastantes personas que quieren únicamente hacerse de notar y obtener beneficios económicos o sociales contando historias falsas. Mi historia es verdadera, aunque no puedo creerla realmente. Me resulta increíble pensar que hace años me burlaba de lo que ahora escribo.
Hace unos tres años, en septiembre de 1999, iba viajando en coche entre León y Zamora. Poco después de salir de León, pasada una media hora, me sentía algo cansado, pues había tenido un día muy ajetreado, así que tomé un desvío a una carretera convencional y decidí parar para fumar un cigarrillo y estirar las piernas.
El lugar era solitario y hacía bastante frío. Cuando acabé el cigarrillo, me dispuse a entrar en el coche, pero algo me detuvo: una luz en el cielo me llamó la atención. Una luz que era cada vez más brillante y que se convertiría en una bola de fuego que tras aterrizar a unos 100 metros o así de mi coche, disminuyó su intensidad de luz hasta dejar ver una especie de cápsula metálica muy reflectante. Me puse tan nervioso que al intentar arrancar se me cayeron las llaves del coche al suelo de éste y con la oscuridad que había no pude encontrarlas. En un instante de tiempo muy corto había cuatro seres bastante altos, de cerca de tres metros de alto y con unos ojos enormes, sobrecogedores, al lado de a puerta de mi coche. No sé cómo no me desmayé, pero juro que jamás había pasado tanto miedo. Uno de ellos intentó introducir una especie de mano palmípeda por la ventanilla que tenía abierta. Sin saber cómo, salí asustado del coche por la otra puerta, pero los seres me rodearon.
De algún modo, no lo entiendo, me llevaron dentro de su nave. Sé que fui andando, pero no sé como ni por qué lo hice. Estaba muy asustado. Allí dentro poco vi, salco unas paredes ligeramente luminosas y algunos seres más de ese tipo. Si hay algo que no olvidaré en mi vida es esas miradas tan penetrantes que me hicieron sentir más vulnerables que nunca.
No recuerdo más hasta que un cierto tiempo después me hallaba de nuevo junto a mi coche, de pie y que la nave se elevaba en los cielos. Tardó mucho en elevarse, hasta ser visible como un punto, pero cuando sólo era un simple puntito entre las estrellas, su iluminación aumentó y su movimiento se hizo tan rápido que fue verla y no verla. Mi cuerpo no tiene secuelas físicas (lo psicológico es otra cosa, pues estoy francamente asustado con la experiencia terrorífica). No creo que esos seres me hayan tocado o hecho nada -tampoco lo sé a ciencia cierta- pero la sensación de miedo e impotencia que se siente cuando ves varios ojos fijos en ti y un silencio total es algo que asusta... Sólo recuerdo una cosa: un mensaje telepático o una conexión mental en la que recibí dos únicas palabras: Ganimedes, Apocalipsis.
Os juro que esa fue la noche más extraña de toda mi vida. Se lo conté a mi mujer y no se lo podía creer, aunque viendo mi estado sabe que algo me sucedió. A veces dudo de si será verdad o no lo que me ha sucedido. Tengo pánico a viajar sólo por la noche en carretera y desde hace tres años no lo he hecho más. Cuando se oye una noticia de ese tipo, aunque no me la crea, he de decir que me acuerdo de la experiencia.
Sólo quería decíroslo. No pido nada. Sólo que no os paseeis por carreteras solitarias por las noches, de verdad. De alguna manera está teniendo lugar algún tipo de contacto entre nuestra civilización y otra civilización extraterrestre muy avanzada. Seguramente pronto sabremos más.
J.J. Suárez
|