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2009-05-08
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Se me olvidó poner algo el jueves: se cumplían los 50 años de la conferencia de C.P.Snow que popularizó el asunto de las dos culturas. C.P. que era Charles Percy, un físico y novelista que planteó el debate sobre la incomprensión de los dos mundos: el de las humanidades y el de la ciencia.
Recoge la wikipedia uno de los fragmentos más famosos de esa conferencia (de las "
Rede Lectures", una tradición centenaria de la Universidad de Cambridge) en la Senate House, en la versión definitiva que se convirtió en libro, "Las dos culturas y la revolución científica":
Son muchos los días que he pasado con científicos las horas de trabajo para salir luego de noche a reunirme con colegas literatos. Y, viviendo entre dichos grupos, se me fue planteando el problema que desde mucho antes de confiarlo al papel había bautizado en mi fuero interno con el nombre de "las dos culturas".
[Se trata de] dos grupos polarmente antitéticos: los intelectuales literarios en un polo, y en el otro los científicos. Entre ambos polos, un abismo de incomprensión mutua; algunas veces (especialmente entre los jóvenes) hostilidad y desagrado, pero más que nada falta de entendimiento recíproco.
Los científicos creen que los intelectuales literarios carecen por completo de visión anticipadora, que viven singularmente desentendidos de sus hermanos los hombres, que son en un profundo sentido anti-intelectuales, anhelosos de reducir tanto el arte como el pensamiento al momento existencial.
Cuando los no científicos oyen hablar de científicos que no han leído nunca una obra importante de la literatura, sueltan una risita entre burlona y compasiva. Los desestiman como especialistas ignorantes. Una o dos veces me he visto provocado y he preguntado [a los no científicos] cuántos de ellos eran capaces de enunciar el Segundo Principio de la Termodinámica. La respuesta fue glacial; fue también negativa. Y sin embargo lo que les preguntaba es más o menos el equivalente científico de "¿Ha leído usted alguna obra de Shakespeare?"
C. P. Snow, Las dos culturas y un segundo enfoque, Alianza Editorial, Madrid, 1987, pp. 14, 24.
Los planteamientos de Snow, hoy, pueden parecer en ciertos aspectos superados, o relegados a un segundo término ante otros parámetros que han conformado, desde entonces, una sociedad ciertamente distinta de esa posguerra desarrollista y de bloques que vio nacer el concepto. Su optimismo de que en el mundo occidental se convergería a una tercerca cultura aglutinadora también ha de ser matizado, porque sin vivirse realmente los gurus de las nuevas tecnologías de la información hablan ya de la cuarta cultura. Sigue pendiente, en cualquier caso, una nueva cultura que reconozca el valor transformador como uno de los elementos distintivos.

Yo andaba por Tenerife, con mi pequeña contribución sobre el
cristianismo paranormal en el
IX Curso sobre Ciencia y Pseudociencia de la Universidad de La Laguna del martes, y un par de conferencias el jueves. La primera con chavales de cuarto de ESO y bachillerato en el
Colegio Luther King Sur de San Miguel de Abona, organizada por la
Fundación Santillana. El título era "La imagen del Cosmos" y proponía un recorrido por el Universo a través de cuarenta imágenes sorprendentes, con las que hacíamos un análisis de lo que vamos descubriendo y entendiendo de la mano de la ciencia. Una de las fotos que incluyo en la charla es la de Buzz Aldrin en la Luna al lado de la bandera estadounidense, sacada por Neil Amstrong.
Como suelo hacer siempre con adolescentes en charlas de este tipo, pidé que levantaran la mano quienes creían que lo del Apolo 11 fue un montaje. Más de la mitad de las manos se alzaron. Como ya he explicado, es lógico: siempre que han oido hablar de esta hazaña lo ha sido en programas pseudocientíficos que suelen dar pábulo a las mentiras negacionistas, inventando especies como que la bandera ondea y mamarrachadas sin sentido, pero que esta gentuza del mal llamado
periodismo de investigación (los
himbestigadores, mejor dicho) se dedica a repetir una y otra vez sin la menor mesura. Quienes creen que estos programas no hacen mal a nadie, quienes afirman que realmente los programas de Iker et al. no los ven para creérselos, sino como entretenimiento, deberían tomar nota de la prueba palmaria de lo contrario.
Lo que plantea un debate que Snow no incluía en las dos culturas, y es el del papel de la anticiencia, de ese lado oscuro (por las tenebrosas consecuencias que tiene) como un factor distorsionador. Las ciencias no alcanzan esa integración (o
consiliencia que le decía Edward O. Wilson) pero además se convierten en sospechosas por culpa propia (la errónea gestión de la percepción del riesgo) y por culpa ajena (las pseudociencias atacando una ciencia oficial...) Y así un comunicador puede ser valorado como fuente más convincente y verosímil que un científico. Así, incluso en ciencias que llegan a la calle de forma atractiva y que, como en este Año Internacional, están teniendo un despliegue que permite a gran parte de la población participar en actividades de divulgación científica, tenemos también el ataque de las patochadas de siempre.

Que era el tema de la segunda conferencia del Día Snow en Tenerife, en el
Museo de la Ciencia y el Cosmos de La Laguna: "
No te creas todo lo que cuentan (el lado oscuro de la astronomía)" (algo de eco en medios:
tele 5 (EFE),
Canarias 7,
La Opinión), un recorrido por los horóscopos, los platillos volantes, los fines del mundo y los calendarios mayas, las energías sutiles y las menstruaciones lunares, el negacionismo del viaje a la Luna, cosmonautas fantasmas, contubernios siderales a veces con Kubrick a veces con humanoides, Martes tan grandes como la Luna y demás maravillas (falsas, eso sí) que nos venden por ahí. Como nos decía nuestra madre, no tenemos que creernos todo lo que nos cuentan. Lo malo es cómo saber cuándo algo es de ley o es todo ful. Se nos hicieron las mil, como suele pasar, y como yo nunca doy soluciones, ni tengo claro cómo hacer una nueva cultura en donde la ciencia sea considerada y en donde la mentira sea denunciada como tal, y no encumbrada a las glorias del primetime, siempre me queda un sabor de boca algo amargo.
Menos mal que estar con buenos amigos siempre ayuda a reconfortar, y lo cierto es que en Tenerife se juntan tantos que a veces no da tiempo ni para estar con ellos. Cosas de las dos culturas... o de la falta de tiempo.
2009-05-08 21:40 Enlace
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Comentarios
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De: ElPez |
Fecha: 2009-05-08 21:46 |
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Por cierto, el cartel de la conferencia, genial, como siempre en los carteles del Museo de la Ciencia y el Cosmos.
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Cosas de la especialización. De todos modos, sobre las supuestas "dos culturas", ahora y siempre, lo de generalizar sólo sirve para reducir la complejidad a un planteamiento satisfactorio y tranquilizador, pero no riguroso, sistemático ni, por tanto, caramba, verdaderamente científico.
César Noragueda
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Te fuiste sin invitar a rones, malandrín. ;)
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Cómo envidio estos encuentros fuera de la península, me encantaría acudir algún año.
Javier, no es tan difícil el asunto. Sólo hace falta que los profesores y maestros se pongan las pilas, que tengan en mente como algo FUNDAMENTAL luchar contra supercherías y pamplinas (y si tienes compañeros que fomentan la charlatanería es hasta mejor, porque así tienen los chiquillos el tema candente). Pero claro, el problema es que muchos docentes piensan que no es un problema. Y sí que lo es. Y grave.
Sin ánimos de echarme flores: cuando llegué a mi centro un alto porcentaje de alumnos pensaba que las misiones Apolo fueron un montaje. Hoy sólo son unos pocos, contados con los dedos. Paciencia, docencia, decencia y, sobre todos, fusión de las dos culturas.
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De: Anónimo |
Fecha: 2016-08-17 16:45 |
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Que las misiones Apolo son un montaje también lo he visto yo defender; la última vez, yendo de copiloto en un coche. El conductor (un chileno) no se lo creía, según dijo, porque estando la Luna "a miles de millones de kms" es poco menos que imposible llegar. Le aclaré que se equivocaba, que la distancia a la Luna es inferior a medio millón de kms, y le pregunté cuántos tenía su coche. Eran unos doscientos mil. Pues con el doble de eso tienes para llegar a la Luna, le dije. Como no quedó muy convencido le animé a buscar por su cuenta el dato en internet y ahí hubiera podido quedar la cosa, pero lo que vino después es también digno de memoria. Ya no recuerdo los pasos intermedios, pero sí que antes de apearme dijo que, en su opinión, el chupacabras podía ser fruto de "experimentos de la CIA para crear un soldado universal". De esto hará unos tres años y lo recojo fielmente, no me he inventado nada.
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De: KGF |
Fecha: 2019-06-24 10:04 |
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