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Historias > Adiós Dolly
2003-02-26
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Territorios, Ciencia/Futuro
Miércoles 26 de febrero de 2003
El Correo
El 5 de junio de 1996, en los establos del Instituto Roslin de Edimburgo (Escocia), nacía una oveja muy peculiar. No por su raza, porque Dolly era una
Dorset Poll como muchas otras, habituales en las praderas del Reino Unido, sino por su linaje. De hecho tenía tres madres diferentes: la biológica, que llevó adelante un embarazo implantado; la donante del huevo que se implantó en la primera tras haberse implantado en esa célula el núcleo de una célula adulta de la tercera madre, que era la que proporcionaba así a Dolly, como la llamaron, el material genético. Dolly era genéticamente idéntica a esta tercera madre, su clon.
Se trataba del primer mamífero clonado a partir de una célula adulta: algo que se había planteado como posibilidad desde los años setenta, la clonación, se había hecho realidad. Realmente Dolly no nació sin más, las técnicas de transferencia nuclear desarrolladas en el Instituto Roslin por el equipo de Ian Wilmut se llevaban desarrollando desde hacía varios años, y fueron necesarios 277 intentos fallidos; es decir, todas esas veces se hicieron los procesos de clonación de una célula adulta en un embrión que se implantó en una oveja para ver si se conseguía llevar adelante el embarazo y obtener un nacimiento viable. Al final, Dolly nació sin problemas, aunque su nacimiento se mantuvo en secreto durante unos meses, mientras se comprobaba que realmente el milagro de la clonación había tenido lugar.
Desde Dolly se ha ido progresando en muchas líneas de investigación diferentes. Por ejemplo, a finales de 1997, el mismo Instituto Roslin (convertido ya para entonces en la referencia y vanguardia mundial en clonación de mamíferos) presentaba a Molly y Polly, dos corderos clónicos genéticamente modificados: en sus genes se había incluido un gen humano, que permite producir una proteína que se usa contra la hemofilia. La leche de estas ovejas contiene una alta concentración de esta sustancia, y se podría usar con fines terapéuticos. Clonación junto con manipulación de genes: dos técnicas que tienen un enorme potencial para la investigación médica, y que constituyen hoy uno de los caballos de batalla de nuestra sociedad, debido a que, cuando pasamos al caso humano, la investigación con células embrionarias es considerada por algunas creencias religiosas como algo que debe ser prohibido.
Dos años después de Dolly, en julio de 1998, nacían en Japón, en un centro de investigación público de Ishikawa, dos terneros clónicos, obtenidos usando una técnica similar a la de Wilmut y sus colegas. El 5 de marzo de 2000 la empresa PPL Therapeutics obtenía en Virginia (EEUU) los primeros cerdos clónicos, utilizando una variación de la misma técnica (esta empresa colabora con Roslin). La misma PPL, pero en su base en Escocia, volvía el día de navidad de 2001 a dar a conocer unas cerdas clónicas: Angel, Joy, Mary, Noel y Star tenían la peculiaridad de haber sido alteradas genéticamente para eliminar un gen que impide en muchos casos los trasplantes de órganos de cerdo a humano. El primer gato clónico, nacido un poco antes que estas cerditas, fue dado a conocer algo más tarde, en febrero de 2002. Copycat (así se llamó a esta gata tejana) abría la clonación no a animales de uso ganadero, sino también a animales de compañía. Esta lista se incrementa día a día, y aunque sigue siendo, la clonación, algo que nos resulta extraño, poco a poco se irá convirtiendo en una técnica relativamente habitual. Igualmente, van apareciendo diversas técnicas que permitirán, según los investigadores, aumentar la eficiencia del proceso y, con ello, abaratarlo.
Tras haber tenido seis hijos con un carnero galés llamado David (su primera hija, Bonnie, nació en 1988; pero luego dio a luz a trillizos y posteriormente a gemelos), a partir de 2002 se comprobó que Dolly tenía artritis y comenzaba a padecer problemas respiratorios, enfermedades no importantes, pero inusuales en una oveja tan joven. ¿Se podría deber a que para clonar a Dolly se empleó el material genético de una oveja adulta? La investigación sobre el tema no ha sido concluyente, y aunque hay sospechas, en ningún momento se ha podido probar aún que esta técnica lleve a un envejecimiento prematuro del clon. Los investigadores que han repetido la clonación de ovejas han comprobado que la mortalidad de los clones es inusualmente alta, especialmente poco después del nacimiento: aproximadamente la mitad de las ovejas clónicas mueren. Según Wilmut, las técnicas empleadas para clonación "son, a la vista de la evidencia, poco eficientes". Wilmut espera que en el futuro, las tasas de supervivencia aumenten, cuando se comprenda mejor una gran cantidad de factores que pueden intervenir, especialmente en el proceso de transferencia del núcleo de la célula adulta al embrión al que se le ha quitado el núcleo propio.
El empeoramiento de la salud de Dolly llevó a los responsables del proyecto de clonación a tomar la decisión de sacrificarla a comienzos de febrero de 2003. Moría así esa oveja cuya imagen dio la vuelta al mundo, metiéndonos de lleno en una nueva era en que las biotecnologías son el sello distintivo.
El Impacto De Dolly
Dolly era presentada en sociedad a comienzos de 1997 y todos los medios de comunicación se volcaron en esta oveja que, aparentemente, era indistinguible de cualquier otra de un rebaño de ovejas Dorset, salvo para quien las conoce en persona. Aunque otros experimentos de clonación habían producido animales clónicos, éste era el primer mamífero en clonarse a partir de una célula adulta. Aunque humanos y ovejas somos muy diferentes, cierto es que en una escala filogenética estamos mucho más próximos que cuando hablamos de bacterias, insectos o ranas. Psicológicamente, ver una oveja clónica nos hizo pensar a todos en la clonación humana. De hecho, muchas de las críticas que se levantaron ya entonces invocaban el peligro de que en muy poco tiempo, y posiblemente de una forma descontrolada, la clonación humana iba a ser una realidad.
Lo cierto es que no hay para tanto, a pesar de las noticias exageradas y puramente publicitarias de la secta raeliana, o las afirmaciones sin demostración del médico italiano Severino Antinori: conseguir transferir el núcleo de una célula, con su material genético, a una célula embrionaria es algo muy complicado, y los métodos actuales -que incluyen descargas eléctricas para conseguir la fusión- son poco eficientes, dando lugar a un nivel de fallos muy alto. Las técnicas además requieren una gran cantidad de hembras para experimentar, y resultan astronómicamente caras. Incluso sin pensar en los aspectos éticos, una investigación de este tipo resulta por el momento inviable. Pero cabe pensar que las técnicas irán mejorando.
2003-02-26 11:19 Enlace
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Comentarios
1
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De: Anónimo |
Fecha: 2007-07-04 22:34 |
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malisimo
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