artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)
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2006-08-16
M de Moncho
2006-08-16
Y M de Maestro, que lo es. Hoy cumple un número redondo -sin duda de esos que da un poco de espeluzno- de años. Y me confabulo para blog-felicitarle. Quienes le conocemos (y queremos) sabemos que estos agasajos le provocan aún más reticencias que cumplir años. Pero como los cumple, quiero decir, ese es el hecho biográfico insoslayable, y uno es un pececillo lenguaz, estas cosas pasan.
Podría contar muchas cosas, algunas de esas que se pueden y otras que no se deben, de Moncho Núñez, pero no merece la pena. Quiero decir, que no merece la pena tanto como poder comprobar cualquier día el trabajo que él ha sabido hacer siempre tan bien, dándole ese sello que marca el día a día de los =mc2. Un juego cómplice donde el visitante, si quiere, queda enredado en las múltiples facetas de las cosas de la vida, que son las cosas que están en los museos de ciencia (que no son museos, y que no sólo son de ciencia es algo que Moncho ha conseguido hacernos entender a todos). Y no sólo en A Coruña, sino en muchos otros sitios: el otro día visitaba un acuario en Brest y creí descubrir alguna (más de una) mirada, algún guiño de esos de Moncho. Me pasó hace unos años en Costa Rica, cuando iba paseando por el InBioPark y creí estar en tierras gallegas... y afortunadamente me pasa a menudo, porque este Maestro va creando escuela. Lo uno va con lo otro, necesariamente, y me siento orgulloso de ser alumno de Moncho.
Hay una forma de contar la ciencia, de autor. Podemos leer las entrañas de la ciencia gastronómica de la mano de Moncho en MUY Interesante, como antes pudimos leer sus biografías de científicos, o como aquellos nombres comunes tan propios que desgranaba semanalmente en uno de los mejores suplementos de ciencia para escolares que nunca se han hecho, el que tenía hace unos años La Voz de Galicia. En eso es maestro, en contar historias, en darle la vuelta a lo que tenemos delante de las narices y encontrar esa brizna de conocimiento entretenido, a veces socarrón, siempre estimulante. Autor, pues. De los que uno quiere conocer tras haber conocido su obra. Yo tuve la suerte de hacerlo hace... algo así como 20 años, quizá, una mañana de un 23 de diciembre llena de sol y calor en Galicia. Yo iba por allí a hablar del cielo navideño, pero me quedé enamorado de esa casita y de las gentes que la habían creado. Desde entonces, quedé atrapado. Felizmente atrapado, por supuesto.
Porque es Maestro y amigo, y lo digo no como atenuante, ni como justificación de las loas. Lo digo porque es así. Lo iba a poner en mayúsculas: Amigo. Pero queda mal, porque los amigos somos cercanos y nos tratamos de tú, y nos echamos siempre de menos. Y esas cosas no entienden de mayúsculas.
Y hoy cumple un año más, así que, querido Moncho, un abrazo muy fuerte, muy entrañable. Es una pena no poder estar allí y tirarte un poco de las orejotas. En público, hoy. Y perdona por ello.
2006-08-16 02:01 Enlace
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Comentarios
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Uffffffffffffff. |
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Felicidades, y gracias por darnos a los coruñeses la oportunidad de jugar a la ciencia cuando queramos.
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También me sumo a la felicitación... yo también he sido un chaval coruñés fascinado en el Planetario, aunque haga ya unos cuantos eones de ello.
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