pamplona. El director de DIARIO DE NOTICIAS relata en esta entrevista una historia que nunca debió comenzar y que, sin duda, supondrá un antes y un después en su vida. Las claves que le han llevado a aparecer en un auto de la Audiencia Nacional como presunto colaborador de la red de extorsión de ETA y su experiencia personal no tienen ningún desperdicio.
¿Qué pensó cuando al salir de su casa varios agentes de la Policía le ordenaron que saliera del coche?
No me causó excesiva sorpresa, porque ya estaba en antecedentes desde el viernes, cuando se publicó mi nombre como imputado en el auto de Marlaska. Me hicieron bajar del coche y me comunicaron que a partir de ese momento estaba detenido en régimen de incomunicación por un presunto delito de colaboración con ETA. Eso sí me afectó. Al ponerse en marcha el coche de la Policía, mi hija mayor me vió. Pedí permiso a los agentes para llamar por teléfono y no me dejaron. La primera preocupación fue la familia.
Debe ser muy duro presenciar el registro de su casa y ver cómo invadían su intimidad...
Agradecí que no hubiera nadie en casa. Los registros los efectuaron con auténtica celeridad y minuciosidad. Inspeccionaron la casa de arriba abajo y se llevaron lo que consideraron que tenía interés; mi portátil, archivos y otros objetos.
Horas después, presenció el registro de su despacho en la sede del DIARIO DE NOTICIAS.
El comportamiento de los compañeros de DIARIO DE NOTICIAS fue impresionante. Noté mucho calor. Supuso un golpe de ánimo y de moral antes de que me trasladaran a Madrid.
¿El trato que ha recibido de la Policía ha sido correcto? Soportar 13 horas de interrogatorio debe ser muy duro...
En todo momento, recibí un trato correcto. No me han golpeado, pero es muy duro permanecer 72 horas incomunicado en un habitáculo en el que sólo podías caminar cinco pasos a lo largo y dos a lo ancho, sin ningún ruido, sin poder ver nada. Con dos focos a cuarenta grados de temperatura y sin apenas comer. Respecto a los interrogatorios fueron muy intensos y duros.
Son muchas horas para pensar...
Así es. Lo que más me preocupaba era la familia. Después hubo una segunda fase, en la que traté de ponerme en situación y empecé a darme cuenta de la grave acusación que se me imputaba. En ese momento, comienzas a analizar si han fallado en algún punto y al no encontrarlo, llega el alivio de tu propia conciencia.
¿Durante el careo con Harocarene, le explicó por qué le citó en su primer testimonio?
La declaración está bajo secreto de sumario. Sí, puedo decir que Harocarene se reafirmó en su rectificación. En el careo, sentí una sensación incómoda, de desprecio hacia él, pero a la vez sabía que lo necesitaba para salir de esta situación.
¿Qué valoración hace de la fianza que le ha impuesto el juez Garzón?
No voy a hacer valoraciones en ese sentido. Es mucho más importante los resortes humanos en este tipo de situaciones, tanto los propios como los ajenos. Me impacta mucho más vitalmente el abrazo a mi familia a la salida, ese momento es mucho más importante que todas las consideraciones posteriores o preguntas de por qué una fianza tan baja, por qué un final tan desproporcionado con lo que había sido esta aventura.
¿Qué valoración hace del tratamiento informativo que le han prestado el resto de medios de comunicación a su detención?
Me sorprende que a estas alturas informadores que se llaman periodistas aludiendo a mi detención sigan hablando del ex director de Egin , sin explicar en ningún caso que fui despedido de ese periódico.
Ha habido descripciones absolutamente tendenciosas y con una clara intencionalidad política en algunos casos.
¿Qué lectura hace del contexto político en el que se ha producido su detención? ¿Cree que hay alguna relación entre la operación policial y la información que publicó el día anterior Gara sobre unos supuestos compromisos entre el Gobierno y ETA?
El mismo día que me detuvieron, me dirigía a Pamplona con la intención de hacer un editorial sobre ese documento, del que disponíamos, pero no me dio tiempo. Lo que pretendía ese documento no es el terromoto que ha provocado en la política española, no era el rifi-rafe entre el Gobierno socialista y el PP. Tenía otra función y sí creo que la ha cumplido.
¿Podría precisar?
Lo haré en el editorial que escriba cuando me recupere de esta pesadilla.
¿Pero cree que había un interés por tapar las citadas informaciones?
Yo no puedo hablar en este momento en contra de la intención del juez.
¿Cree que detrás de esta operación podría haber algún interés de silenciar a DIARIO DE NOTICIAS?
Yo no creo que haya ninguna intención en esa dirección. El grupo goza de buena salud. Sería algo desproporcionado, sería como matar moscas a cañonazos.
Desde su detención, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha anunciado que abrirá expediente a Marlaska por revelación del secreto de sumario. ¿Qué opina?
Cuando apareció publicado mi nombre como imputado en el auto de Marlaska, mi primera respuesta fue escribir una nota templada y severa. He de reconocer que pensamos en casa la posibilidad de presentar una querella, pero evidentemente yo no tengo los medios que puedan tener Agirre o Arzalluz. En cualquier caso, me alegro de la decisión que ha adoptado el PNV de presentar una denuncia, para ver si finalmente se termina con estas filtraciones interesadas, que son muy canallas. Lo que está ocurriendo en los últimos tiempos es una vergüenza y da la sensación de que la Justicia española tiene un problema muy serio.
¿Teme que no se respete el secreto profesional que le asiste como periodista y pueda utilizarse información en su contra o en contra de terceros?
Prefiero pensar que no, pero la posibilidad existe.
Hace unos cuantos años estuvo encarcelado por luchar contra el franquismo. Muchas cosas han cambiado desde entonces y, sin embargo, vuelve a verse en un calabozo...
Sí, estas paradojas tiene la vida. Dos consideraciones tengo que hacer. Una, que han cambiado muy poco los calabozos y, mucho y para bien los funcionarios de Policía. Y dos, que en aquella ocasión, fui juzgado por un tribunal militar y ahora por uno civil. No se pueden hacer comparaciones, pero de todas las experiencias se aprende algo.
¿Qué ha aprendido de esta última experiencia?
He aprendido que no te puedes fiar de cualquiera, que hay que ser menos ingenuo, que hay que ir aprendiendo a ser menos generoso y eso es malo. Hay que ir aprendiendo a no arriesgar y eso es malo. Siempre corres en la vida el riesgo de aislarte, pero yo nunca he sabido vivir sin meterme en líos. También me he dado cuenta de la capacidad que tiene la raza humana de soportar experiencias de una dureza severa. En mi caso, por lo inesperado, áspero y por el momento vital en el que me encuentro.
¿Se ha sorprendido de sí mismo a la hora de reaccionar ante esta situación?
No excesivamente, porque soy una persona muy serena y fría, no sentimentalmente, pero sí racionalmente.
Han sido numerosas las muestras de cariño, apoyo y solidaridad. ¿Esperaba esa respuesta?
Nunca he tenido ningún motivo para que la gente me aplauda. Las muestras de cariño y reconocimiento a mi trayectoria profesional y a mi postura firme contra la violencia han significado mucho para mí. Para un periodista veterano, que te aplaudan generaciones más jóvenes, te hace pensar que es un oficio que merece la pena. Me he sentido muy arropado y lo agradezco de corazón. A aquellos que han tratado de lanzarme dardos, lo único que les digo es que me parece despreciable su postura.
¿Ha notado la ausencia de algunas personas?
No tengo en cuenta ese tipo de cosas. Yo no paso lista. Si alguien no ha estado, quizá sea porque no ha podido.
"Siempre he ayudado para evitar que ningún empresario pagara a ETA"
PAMPLONA. A raíz de la detención de Pablo Muñoz se han sucedido numerosas reacciones. Entre ellas, destaca la de un cargo socialista reconociendo haber realizado "gestiones" para tratar de resolver los "gravísimos problemas que provocaba ETA".
Para despejar cualquier duda que haya podido quedar. ¿Le han pedido alguna vez ayuda empresarios extorsionados por ETA?
Sí, evidentemente que me han pedido ayuda. Yo siempre he dicho que el empresario extorsionado es la auténtica víctima del terrorismo. Sin embargo, han estado olvidados. Recibir esa carta, que es como recibir la postal del verdugo, supone no sólo el sobresalto, sino también la tremenda dificultad de saber qué hacer con esa carta. Hace quince años, las cartas añadían la coletilla: "para resolver esto acuda a los medios oficiales de Iparralde y pregunte por el señor Robles". Luego llegaron los GAL y hubo una desbandada de refugiados que complicó aún más las cosas. Las últimas cartas de ETA incluyen esa coletilla. Sin embargo, ¿a dónde podía acudir el empresario en el caso de que quisiera pagar o resolver esa situación? Ya no hay medios en Iparralde.
¿Cómo ha actuado usted cuando han requerido su ayuda?
Lo primero que les he preguntado siempre es si estaban convencidos de que tenían que pagar. En el caso de que yo percibiese en el empresario la más mínima intención de pagar, negociar, rebajar o aplazar pagos, ahí se acababa la conversación. Para intervenir, la condición fundamental era que el empresario no quisiera pagar.
Y cuando no querían pagar ¿cómo se resolvía esa situación?
Había distintas salidas. Yo lo he intentado. Algunas veces ha salido bien y otras no tan bien. Son operaciones de riesgo en las que tienes que actuar con absoluta convicción y asumir que es una forma no ortodoxa de resolver situaciones. Pero para mí, si evitas que el empresario pague, si evitas que la organización armada se rearme y, además, logras quitarle al empresario la tremenda carga de drama personal que supone tener esa amenaza, consiguiendo que dejen de extorsionar, es una acción cargada de ética y moralidad.
Es paradójico que alguien que ha contribuido para que no se pague el denominado impuesto revolucionario acabe detenido como presunto colaborador.
Sí, es paradójico. Pero, repito, mi conciencia está muy tranquila.
|