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Historias > El Cielo De Madrid Y De Llamazares
2005-02-24
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Resulta curioso cuando uno está leyendo algo, algo que sabe ficción, algo referido a otras personas que viven otras vidas, algo que es una reflexión ajena y, sin embargo, sientes que tú has pensado eso, o sentido eso, o lo has oído: lo has vivido en definitiva. Acaso, y por eso quien lo ha escrito es alguien como Julio Llamazares, no te habías dado cuenta de esos sentimientos, porque viviendo uno no es capaz de abstraerse del día a día. Y entonces, leyendo "El cielo de Madrid", te das cuenta de qué era aquello que una vez te ahogaba y pasaste por encima sin poderlo explicar, o sin querer hacerlo. El protagonista de la novela, un pintor "de provincias" que cae en el Madrid de finales de los 70, recorre un viaje dantesco (en el sentido estricto de la palabra, es decir, siguiendo como Dante los círculos de los cielos) intentando comprender el sentido de la vida. El de su vida, el de las interacciones tan necesarias como dolorosas con todo lo que te rodea. Las personas, por supuesto, pero la propia ciudad, el tiempo que vives, y el cielo que lo cubre todo.
La literatura de Llamazares se transforma sin dejar de ser la que esperábamos los lectores (injusta espera porque la creíamos abandono, como él mismo ha mencionado y recoge en su
Nota de lectura el vecino José María Romera). Se transforma porque Carlos, un pintor obsesionado y preciosista en su arte escribe esta crónica a la vez obsesionada y preciosista. Se repite, gira, vuelve una y otra vez en una especie de justificación en la que, de repente, te ves inmerso, con él, como él. Si, para colmo, aunque con cierta distancia en la edad, has vivido esos paisajes y esos tiempos, sucede lo que comentaba al principio...
Uno ha vivido en primera persona y como testigo o colega muchos viajes de ida y vuelta a un Madrid como escenario imposible y necesario. Encontrarlo así narrado, convertido en materia literaria, te hace sentir como desnudo. ¿Tan previsibles son nuestras vidas, tan fácil y obvia es la trayectoria que uno cree personal e intrasferible? Carlos, Suso, Mario, Rico, Eva, tantas otras personas existen no sólo en la narrativa de Llamazares, en su propia historia, pero no siendo arquetipos son Jesús, Alfonso, Paloma o Jaime en mi historia. Y serán otros en las de otras personas. Avanzaba la lectura como con miedo de encontrar aún más sobre mi vida y vivencias. Evidentemente, no podía dejar de pasar la página.
Encontrando, entonces, las reflexiones de los personajes que, reflexiones también del autor, permiten entender la dinámica que maneja la novela, el acto de escribirla, pero también el de leerla.
- Mira Carlos -decía Suso cuando se ponía serio, cosa que cada vez hacía ya menos-: Sólo se escribe de lo que no se tiene o de lo que se ha perdido. O sea, se escribe sólo desde el deseo o desde la memoria. Porque el presente se vive, no se escribe. Por eso hay que elegir entre vivir la vida o contarla... O entre vivirla o pintarla, claro, en tu caso. (pág. 64-65)
Las reflexiones vitales llenan las páginas de una novela que se va desenvolviendo como un río, imparable aunque con flujo cambiante. A veces uno tiene la sensación de que no pasa nada, otras queda arrastrado por una riada de acontecimientos. Y, siempre, la mirada reflexiva del pintor, melancólica más que nostálgica como Carlos mismo reconoce:
En realidad, siempre he sido algo nostálgico. Más que nostálgico, melancólico. Desde que llegué a Madrid sobre todo, siempre he sentido esa ausencia que te hace volver la vista continuamente hacia atrás como si sospecharas que, mienstras estás viviendo, el tiempo va borrando tu pasado sin remedio. Una melancolía que inunda toda mi obra, pero que, en la realidad, yo he disimulado siempre porque me parece impúdico dejar que tus sentimientos afecten a los demás. (pág. 86)
Por supuesto, la novela (lo es siempre) es también un viaje. Una huída y vuelta al centro, y otra. Pero no es el eterno retorno, siéndolo: es una especie de espiral que al fin y al cabo es la propia historia de los personajes.
Volví, pues, un tanto triste, con la impresión de ser cada vez más extraño en mi ciudad. Una ciudad que seguía cambiando y que cada vez sentía más ajena. ¿Sería verdad aquello que leí alguna vez de que, en la tierrad e nuestra infancia, todos somos extranjeros sin remedio? (pág. 218)
No sigo. Iberia, Aena y la
temperie me han proporcionado las horas perdidas esperando un avión que nunca llegaba y tampoco sabrías si llegaría al destino mucho después en las que he devorado el libro. Lo he leído en los asientos de los aeropuertos, en los de los aviones. Y, de vez en cuando, miraba sospechoso a los lados por ver si alguien me miraba afirmando, como diciendo que sí, que era eso lo que había pensado aquél día.
Me costó un ir y volver entre Pamplona y Madrid y otro ir y volver entre Pamplona y Barcelona. Y es que gracias a los responsables del transporte aéreo uno tiene de repente tiempo suficiente como para disfrutar de Llamazares. (Aunque esto no lo puse en las quejas correspondientes).
Julio Llamazares, "El Cielo de Madrid"; Alfaguara, Santillana 2005. ISBN 84-204-6757-X. 18,95 Euros.
2005-02-24 01:00 Enlace
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Comentarios
1
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De: ElPez |
Fecha: 2005-02-25 00:22 |
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Bueno, y ahora me meto en lo último de Eco, así que lo mismo no vuelvo en unos días...
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2
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De: ElPez |
Fecha: 2005-02-25 00:27 |
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Por cierto, hablando de cielos de Madrid y de cielos de otras ciudades (esos que no tienen estrellas...) copio un mensaje y una campaña de interés:
El 31 de mayo de 2001, el Parlament de Catalunya aprueba la ley de Ordenación Ambiental del Alumbrado Exterior para la Protección del Medio Nocturno.
Después de muchos esfuerzos se logra consensuar un reglamento para la aplicación de esta ley y cuando en teoría quedaban tres trámites sin aparente importancia, ya en el tramo final antes de la firma, nos encontramos que desde la Consellería de Medi Ambient i Habitatge, se introducen unos cambios en dicho reglamento que en caso de ser puesto en marcha, no solo dejaría a la ley como papel mojado si no que legalizaría una situación que provocaría el efecto contrario que se pretende.
En estas direcciones:
castellano
catalán
Hay un manifiesto en el que se explica todo con más detalle y se pide vuestro apoyo.
Comprendereis la importancia que tiene para futuros proyectos en el resto del Estado Español e incluso en la Unión Europea que esta ley pionera tenga un reglamento que la haga eficaz.
Necesitamos el mayor y más heterogéneo respaldo que sea posible, para poder afrontar con éxito las acciones que ya estamos realizando y todas aquellas que se tengan que efectuar en el futuro.
Por ello se os pide vuestra firma en ese manifiesto (en catalán ó en castellano, pero solo uno) y que lo difundáis en todos los foros donde participéis, a vuestros amigos, compañeros de trabajo, en fin a todo aquel que creáis pueda ser sensible a lo que se reivindica.
Gracias por vuestra atención.
www.celfosc.org
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