Inicio >
Historias > El Nobel Del Olfato
2004-10-13
)
Publicado en EL CORREO, Territorios, Ciencia-Futuro, miércoles 13 de octubre de 2004
La comprensión de cómo es la fisiología del sentido del olfato realizada hace veinte años por Richard Axel y Linda Buck ha recibido recientemente el Premio Nobel de Fisiología y Medicina.
El
Agua Admirable o
Agua de Regina pasa por ser la primera fragancia creada con fines comerciales. Fue desarrollada en 1725 por Juan Paulo Feminis, italiano y su sobrino, Juan María Farina instaló con él, en Colonia, un laboratorio y tienda donde vendieron su
acqua Coloniensis, que llegó a Francia y fue popularizada por el mismo Napoleón I. Aún hoy nos seguimos refiriendo al "agua de colonia", o "colonia" sencillamente como un genérico para los perfumes diluidos. La historia de los perfumes es muchísimo más antigua, porque siempre han acompañado a las culturas humanas. En la actualidad, los expertos perfumistas trabajan con miles de sustancias diferentes que aportan diferentes matices a sus creaciones.
Se estima que una persona es capaz de diferenciar entre diez mil olores diferentes (aunque la gran mayoría seamos incapaces de "dar nombre" a esas sensaciones, podemos declarar que son diferentes). Esto da idea de la plasticidad de un sentido, el del olfato, que especialmente en los mamíferos resulta una de las maquinarias perceptivas más complejas. Aunque la anatomía del olfato es conocida desde hace mucho, sólo con la llegada de las técnicas de la biología molecular se pudo avanzar en la comprensión del funcionamiento de este sentido que, como el gusto, maneja sensaciones obtenidas a partir de productos químicos que entran en contacto con nosotros.
En 1991,
Richard Axel y
Linda B. Buck, investigadores del
Centro de Investigación sobre el Cáncer Fred Hutchinson en Seattle (EEUU), descubrieron una gran familia de genes que controlan la producción de receptores específicos (más de 1000 genes diferentes, aproximadamente un 3% de los que integran nuestro genoma, lo que da cuenta de la plasticidad y desarrollo de este sentido en nuestra herencia evolutiva) para diferentes sustancias. Su trabajo ha sido reconocido con el Premio Nobel de Fisiología y Medicina 2004.
Casi todos los vertebrados disponen de un epitelio olfativo, el lugar donde los compuestos volátiles son percibidos, en el fondo de la cavidad nasal, con millones de neuronas específicamente configuradas para recibirlos. La parte exterior de estas células tiene una estructura filamentosa, con prolongaciones de su membrana que forman una estructura ciliada, una especie de filtro a modo de felpudo que puede identificar ciertos compuestos químicos.
La forma en que se realiza esta primera identificación se basa en la existencia de cadenas moleculares específicas para ligarse a ciertas sustancias químicas. En la membrana de estas neuronas hay cadenas de aminoácidos muy amplias, cuya configuración viene determinada por esa familia de genes. Ciertas zonas de cada una son llaves químicas capaces de
apresar a una molécula olorosa determinada. Entonces se dispara una señal quimioeléctrica que viaja por la neurona para ser procesada. Cada célula está especializada en recibir una serie de moléculas, un tipo específico de olor. Más aún: unas pocas moléculas detectadas en diferentes sitios de diferentes neuronas olfativas son capaces de crear ya la sensación de un olor, lo que da cuenta de la gran sensibilidad del sistema perceptivo.
Estas neuronas prolongan su axón como fibras del nervio olfativo, transmitiendo señales que se recogen en el bulbo olfativo, estructura del sistema nervioso que reproduce topográficamente las señales recibidas, en estructuras esféricas donde converge esta información simultáneamente. El procesamiento de la señal es complejo, y justifica que seamos capaces de llegar a distinguir esos diez mil olores diferentes. Las señales del bulbo olfativo van, además, a diversas zonas de la corteza y a la amígdala del sistema límbico, estructuras del sistema nervioso central que relacionan esta percepción de un olor a la conducta y la memoria.
La identificación de Axel y Buck de las moléculas que funcionaban como receptores olfativos supuso, en los estudios del sentido del olfato, encontrar el eslabón fundamental para comprenderlo más a fondo. Sin embargo, aún estamos lejos de comprender muchos de los detalles de cómo se estructura la información olfativa.
La Magdalena En El Té De Proust
Los olores despiertan inmediatamente recuerdos a veces muy lejanos, con una tenacidad sorprendente. Una magdalena en el té permite a Marcel Proust en su "En busca del tiempo perdido" saltar hacia el pasado y reconstruir una vida y una época. Se suele denominar, precisamente,
síndrome de Proust a ese disparo a veces compulsivo de la memoria olfativa. El procesamiento cerebral de las percepciones olfativas reside en parte en el sistema límbico, que controla las emociones, la conducta y el almacenamiento de la memoria. De ahí esa estrecha conexión, que resulta fundamental para sobrevivir en un mundo en el que los olores son avisos necesarios, que son interpretados por el animal. Somos mamíferos y, por lo tanto, herederos evolutivos de todo un completo desarrollo de este sentido, una estrategia que tuvo éxito y que permite entender la importancia de toda esa neurofisiología del olfato, que relaciona la percepción de los olores a través del órgano vomeronasal con la regulación hormonal, las conductas reproductivas y las funciones sociales.
Los seres humanos, aparentemente más desligados de lo "natural", seguimos, sin embargo, sometidos a los efluvios de ciertas sustancias. Sin llegar a los excesos que se narraban en "El perfume, historia de un asesino", de Patrick Suskind, pero desde luego lo bastante atados como para entender el desarrollo de la gran industria de los perfumes. O comprender por qué las técnicas de marketing aconsejan perfumar de ciertas maneras los puntos de venta, para incentivar a los posibles clientes. Aunque algunos estudios avalan que es posible, en análisis como los que realizó Virginie Mallie, de la Universidad de Niza, en varias oficinas de Correos en París, que se perfumaban con diferentes sustancias y se comprobaban, mediante encuesta, parámetros de satisfacción del cliente, se descubrió que es difícil obtener resultados generales, que cada persona, además del olor, interpreta muchas otras sensaciones a la vez. Así que, parece, aunque sigamos estando modulados por las sensaciones olfativas, nuestra conducta no se ve determinada por ellas.
Algún Enlace:
En la página del
Premio Nobel correspondiente hay mucha información y enlaces.
En
Ciencia15 explica muy bien el tema
2004-10-13 01:00 Enlace
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://javarm.blogalia.com//trackbacks/22183
Comentarios
1
|
De: angie |
Fecha: 2006-11-15 01:37 |
|
quiero la estructura de un pez
|
2
|
De: angie |
Fecha: 2007-06-14 17:22 |
|
no puedo encontrar el sentido del olfato
|
3
|
De: aldy |
Fecha: 2008-07-01 03:24 |
|
qe blditos
|
4
|
De: shimei |
Fecha: 2008-11-10 14:29 |
|
kiero la extructira de yn toyo
|
portada | subir