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la boca
artículos, escritos y demás piezas perfectamente obviables perpetradas por Javier Armentia (@javierarmentia por algunas redes)

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2002-02-13
)

Hoy Con Nieves...
2002-02-13


"De noche todos los gatos son pardos"... Andan estos días los más sesudos (también los más estereotipados) expertos de reúnión sobre el problema de la juventud. La moda del botellón se ha convertido en el lugar común obligatorio de los media, tras una semana en la que lo que molaba era pontificar sobre el cura marica (por cierto, que ayer pillaron a otro párroco, éste aficionado a las fotos de púberes y menos mayores, pero éste cuenta con la comprensión de su obispo. El obispado de Cáceres ha comentado sobre este hombre "que ha venido observando una conducta ejemplar y ha gozado de la estima de cuantos le han conocido y tratado", y que se siente "profundamente arrepentido de estos hechos, de cuyo alcance delictivo confiesa que nunca tuvo conciencia". Supongo que por ello no le suspenderán... Ay cómo va la Ecclesia...). Bueno, que eso, que el tema es lo de la noche y el abuso de la noche, y la paz ciudadana y las leyes secas que nos quieren colar con esa excusa. Y hoy el programa "Lo que es la vida" estaba allá en el congreso, hablando de y con los jóvenes. A mí me tocó hablar de la noche, y se me ocurrió que eso de que todos los gatos sean pardos tiene más que ver con bastoncillos y conos que con la impunidad que proporciona la poca luz. O que también la tiene, vaya.

Los oyentes no eran de la misma opinión: según ellos, cuando hay poca luz, el reflejo luminoso de los objetos, que es el que percibimos, queda disminuído, con más componentes rojizas, y de ahí el ver las cosas marronáceas. Es un argumento muy convincente, porque más o menos, es lo que percibimos, o sea, lo que dejamos de percibir. De esta manera, según los oyentes que se han animado a contestar mi pregunta sobre la razón de que los gatos se vean pardos de noche, realmente el color es parduzco. Y así, no podríamos verlos de otro modo.

De modo que les he castigado (a los oyentes) y les he dejado sin premio. No digo que no podría ser un buen argumento, pero se me ocurría que cuando hacemos una foto de exposición prolongada, los colores vuelven a existir: la luz reflejada, de menos potencia, tiene esos colores. Lo que pasa es que no los vemos. Realmente, de noche nuestra visión es escotópica, los bastones (esos receptores neuronales sensibles a la luz) son los que funcionan, porque los conos, en general, no llegan a ser excitados por las bajas luminancias. Y son los conos los que nos dan color a la vida, la visión fotópica. Por debajo de 0,25 candelas por metro cuadrado (10 nits), nos quedamos acromatópsicos (si se dice así...) o casi. Bueno, lo cierto es que el máximo de sensibilidad ocular se desplaza hacia el rojo. Aquí pongo un grafiquillo y todo..


Todo esto me ha recordado las clases de Óptica en Tercero de carrera en Lejona, en la UPV/EHU, donde un excelente profesor (genial con todas las consecuencias que ello acarrea) nos puso en uno de los exámenes (el segundo parcial, en junio de 1983... qué tiempos) la siguiente pregunta:

Comentar el texto: "El observador de la CIA muere a la caída de la tarde" YLG

Pues eso... pura óptica.

2002-02-13 20:40 Enlace

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Comentarios

1
De: Tenebris Fecha: 2002-02-18 13:00

Javier, muy buenos esos apuntes.



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