Inicio >
Historias > Apuntes sobre medios de comunicación y biotecnología
2003-11-14
)
Hoy andaba por Vitoria en una mesa redonda con Emilio Muñoz y Xavier Pujol, dentro de un ciclo de actividades titulado "
BIOTECNOLOGÍA Y SOCIEDAD en los albores del tercer milenio. Del conocimiento industrial a las ciencias de la vida", organizado por
SareTEK (Red Vasca de Ciencia, Tecnología e Innovación - Zientzia, Teknologia eta Berrikuntzaren Euskal Sarea) dentro de los actos de la Semana de la Ciencia y la Tecnología. La mesa redonda tenía por título: "Tratamiento mediático de la biotecnología". Mis dos compañeros de mesa de esto saben mucho; yo, de oídas y por la práctica en eso de la divulgación y el periodismo científico, y sobre todo por hablar de algo, me he atrevido a intervenir. Por aquello de que las cosas se pierden por ahí, coloco las notas de mi contribución, que en realidad fue muy diferente, porque para eso uno prepara notas: para no seguirlas, o hablar de otras cosas. Hoy, de hecho, me apetecía más hablar del Prestige, pero tampoco era cosa de defraudar a los organizadores y a la (magra) audiencia. Tan magra que hemos decidido bajarnos de la mesa, dejar los micrófonos y acercarnos a la gente, en el patio de butacas de la sala de conferencias de la Biblioteca y Centro Cultural Ignacio Aldecoa de Vitoria.
Ahí va:
1. Definición.
(Mejor comenzar por saber de qué hablamos)
Biotecnología:
- Conjunto de técnicas que utiliza organismos vivos -o parte de ellos- para obtener productos o modificarlos, mejorar especies, o desarrollar microorganismos con fines bien determinados.
- Técnicas venidas del ADN recombinante, fusión celular, bioingeniería.
Bajo esta doble definición (Emilio Muñoz (1)), aparecen numerosas tecnologías actualmente en uso, que van de la producción de levaduras a la clonación animal, pero que incluyen campos que normalmente no asociamos a ella: elaboración de productos lácteos, de zumos de frutas, insecticidas y plaguicidas, métodos diagnósticos en plantas y animales, cultivos o fertilización in vitro, hormonas sintéticas...
Emilio Muñoz destacaba la "necesidad de un profundo debate social sobre la biotecnología. Pero dicho debate debe descansar asimismo en (...) la necesidad de entender y reconocer la complejidad de la biotecnología". (2) En efecto, a menudo se realizan afirmaciones o juicios de valor sobre estas técnicas de manera generalizadora, olvidando por ejemplo que algunas de ellas se venían realizando desde hace muchos siglos sin que esto supusiera problema alguno.
Diferenciar entre biotecnología
verde (la aplicada al sector agroalimentario), de la
roja (la aplicada a medicina y sanidad) o incluso de la que ahora se empieza a llamar
blanca (la aplicada a temas ambientales, como la biorremediación, muy olvidada).
2. Percepción Social de todo ello.
(factores claves en el asunto)
- Desconocimiento
En común con la percepción social de la ciencia en general. Este es uno de los campos de mayor interés demostrado por el público -encuesta FECYT 2002 (3)- y en el que los ciudadanos sienten tener menos información -Eurobarómetros (4)-.
Encuestas: más de la mitad de los europeos pensaba que era cierta la frase: "los tomates naturales no tienen genes, los transgénicos sí"
Percepciones que se van corrigiendo: Qué es el ADN... Valga una anécdota que viene de La Coruña: el día de la presentación al público del Genoma, contaba Ramón Núñez, director de los Museos Científicos Coruñenes, estaba en un programa de radio local en el que se había hecho la típica "encuesta" (como suelen llamarla tan impropiamente estos medios) por la calle, recogiendo respuestas a la pregunta de "¿qué es el ADN?". La gente contestaba cosas como que era "el libro de la vida, donde está la información de cómo hacer un ser humano", hablaba del conjunto de genes, de los cromosomas... un nivel de conocimiento que mostraba que era un tema sobre el que esos días se hablaba y la gente se estaba quedando con la copla. Una persona contestó a esa pregunta: "¿El ADN? Es el ácido desoxirribonucléico". "¿Y eso qué es?" repuso la entrevistadora. "Ah, no sé, yo soy de letras..." Quiero decir, se van corrigiendo, pero no siempre...
¿Cómo conocemos los ciudadanos estos temas? No a través de la educación reglada, donde las referencias son escasas (inercia de los currículos establecidos, que tardan en ir incorporando el día a día de un campo en constante evolución). Principalmente a través de los medios de comunicación: apenas los libros, muy poco las revistas y periódicos, poco internet, mayoritariamente la tv.
¿Ciencia en la TV? Apenas existe, y lo poco que llega viene mediado por la necesidad de imagen. (Un estudio de la revista Consumer (5) mostraba el año pasado que en los informativos televisivos la presencia de la ciencia alcanza un 2,1% frente a un 45% de tiempo apra deportres y política; un 3,1% a sanidad y un 2,3% a temas ambientales)
Vladimir de Semir planteaba (6) una contraposición entre información y comunicación. "El periodista transmisor de las noticias se ha mutado en un periodista influenciador de la sociedad". Hay más "comunicación interesada, filtración dirigida, publicidad encubierta, influencia, manipulación..."
- Prevención o miedo
Tecnologías "irresponsables", prevención ante lo que sea "manipulación de la vida", prejuicios de índole religioso, moral... el miedo ante "lo que pueda hacerse se hará", la implicación o ampliación de todo ello cuando va a tocar al ser humano: clonación, eugenesia, Mundo Feliz...
Un referente o imaginario cultural en el que la ciencia pasó de una "torre de marfil", situada por encima del bien y del mal, a convertirse en el Dr. Frankenstein, en el autor de la bomba atómica, en el científico chiflado o el perverso. Se percibe que el científico no dedica tiempo a pensar en las consecuencias de lo que hace. Especialmente la tecnología queda bajo la sospecha de este interés perverso.
Cada vez que se habla de la clonación humana, por ejemplo, se hace referencia a la eugenesia, a su peligro. Los propios científicos a favor de los estudios con células madre insisten en separar "clonación terapéutica" de "clonación reproductiva". Sin embargo, ¿es necesaria tanta separación? ¿Podemos llegar a creernos que, de existir, los métodos de clonación reproductiva podrían llegar a ser alguna vez el método único o predominante de reproducción (es en esos casos cuando se podría hablar realmente de un peligro de biodiversidad humana, de eugenesia... pensemos en que las reproducciones asistidas, in vitro y demás no superan un pequeño tanto por ciento de los nacimientos, que siguen siendo, mayoritariamente "naturales".
- Idealización de lo "natural"
"Lo natural es bueno", lo "verde" vende. Miremos la publicidad: todo lo natural se ensalza como algo bueno, mientras que la idea de "artificial" se vende como algo pernicioso o sospechoso. ("El calcio de la leche Pascual sólo procede de la leche, el de otros fabricantes, no" y cosas de esas). Se premia la naturaleza, lo natural, la vuelta al campo (un spot publicitario en el que el campo aparecía como algo sucio, incómodo y coñazo, hubo de ser retirado ante la presión de organizaciones de empresarios agrarios...).
Evidentemente, no hay nada más natural que el virus de la gripe, la legionela o la mortalidad infantil. Y no hay nada más "artificial" que la aspirina, las técnicas médicas o... en fin. Por ejemplo: "el hecho de que mucha gente prefiera una "medicina natural" indica el desconocimiento y el prejuicio que establecemos: de hecho, unas dos terceras partes de los medicamentos convencionales tienen principios activos que son "naturales", pero el proceso industrial permite, adecuadamente, establecer la forma de aplicación y la dosis adecuada que lo hacen un tratamiento efectivo. Por el contrario, y sirva como ejemplo, un cocimiento (natural) de plantas recetado como una verdadera panacea por una medicina que se dice alternativa supone una dosificación incontrolada: ni se puede saber exactamente cuánto medicamento estamos ingiriendo ni podemos controlar otras sustancias que se están introduciendo a la vez." (7)
- Demonización de algunas tecnologías
La fuerza de las palabras convierte a algunas en verdaderos tabues: sólo mencionarlas hace que la gente se posicione críticamente (por más que se reconozca el desconocimiento de por qué no gusta o por qué se teme). El hecho de que principalmente la vía de información sobre temas de ciencia sean los medios de comunicación generalistas (en primer lugar radio y televisión) en los cuales la información científica ocupa un pequeñísimo porcentaje del tiempo de emisión, algo que los propios encuestados califican como insuficiente, facilita el que ciertas ideas se transmitan acríticamente. Un ejemplo reciente, que aún promueve calurosos debates en las todas las escalas sociales lo constituyen los efectos (presuntos) de las radiaciones emitidas por antenas de telefonía. Dejando aparte el hecho de que ningún estudio contrastado adecuadamente ha conseguido demostrar el efecto cancerígeno de las antenas (ni tampoco del uso de los teléfonos móviles), y a pesar de que las investigaciones establecen que estas tecnologías trabajan dentro de un margen de riesgo adecuado, simplemente hablar de "radiaciones electromagnéticas" supone que mucha gente piense que son algo dañino.
En anuncios de televisión podemos oír cosas como que un producto "protege contra las dañinas radiaciones electromagnéticas". ¿Pero no es la luz una radiación electromagnética? ¿No lo son las ondas de radio o las de TV? El propio calor nos llega en forma de radiación infrarroja, la misma con la que conseguimos que los mandos a distancia hagan su función. Un mundo sin radiaciones electromagnética sería un mundo muerto. Confundir de esta manera al público, podríamos pensar, sería delictivo si no se contara con una percepción de lo dañino mediada por campañas políticas en contra de la telefonía, por ejemplo, en donde se juega a asociar la "radiación" también con otra palabra tabú: "radiactividad".
Nada tiene que ver una con otra, pero en un mundo que sobrevivió a una tensión de decenios con la amenaza de la guerra nuclear, todo lo relacionado con ese mundo nos sigue pareciendo peligroso y desasosegante. Lejos están los años en que los detergentes proporcionaban un "blanco nuclear": hasta los años cincuenta la ciencia del átomo era percibida como uno de los mayores avances, a pesar del uso bélico de la misma a finales de la II Guerra Mundial. Pero posteriormente todo un activismo antinuclear consiguió hacer cambiar a la opinión pública: todo lo radiactivo es peligroso. (7)
Y si pasamos al mundo de la biotecnología, casi todo parece peligroso. La "manipulación" de los seres vivos parece tocar algo atávico. Todos podemos entender que las implicaciones de las transformaciones que los humanos hacemos en el medio natural son importantes. Establecemos además una gradación diferente para considerar las actuaciones sobre el medio físico (normalmente se perciben como algo sin mayores consecuencias, situación que ha cambiado en el último medio siglo con el ecologismo), o sobre los organismos vivos. Un grado "superior" estaría en la manipulación de los propios seres humanos: sin embargo, cualquier intervención médica es en sí misma una manipulación de "la naturaleza". Poca gente suele pensar, cuando se habla de biotecnología, de las aplicaciones médicosanitarias: por ejemplo, las técnicas de ADN recombinante que permiten sintetizar en levaduras la insulina humana, o la hormona de crecimiento, no tienen la mala fama de lo que se llama la "biotecnología verde" (la aplicada al sector agroalmentario).
- Una intoxicación interesada por diversos sectores.
Como se pone de manifiesto en dos palmarios ejemplos:
- los conservacionistas y los alimentos GM
- la Iglesia Católica (pero no sólo ellos, en general los fundamentalismos religiosos) y la clonación
Hablamos de intoxicación porque estos grupos trabajan como verdaderos lobbies de cara a la opinión pública, mostrando de manera interesada aquella información que les apoya en su lucha, jugando con claves mediáticas a lo sorprendente o efectista, acusando implícitamente a la "ciencia" como algo intrínsecamente irresponsable... es decir, aprovechándose de los dos puntos anteriores para establecer una efectiva agenda.
En el Eurobarómetro 55.2 (3) se encontraba que el 70,9% de los encuestados europeos expresaron su rechazo claro a los alimentos transgénicos y que más del 54% consideraban que constituyen un peligro para el medio ambiente. ¿Están relacionados el rechazo o la aceptación con el grado de instrucción de los encuestados?. En el informe oficial sobre el Eurobarómetro se indica expresamente que el sentimiento de amenaza solo varía ligeramente en relación con el nivel de estudios o conocimiento de las personas encuestadas. Parece claro que no es una cuestión de que la gente sea más o menos desconocedora (no es desconocimiento o prevención o miedo, es resultado de una información en un sentido determinado).
En una reciente entrevista en la publicación electrónica Divulc@t (8), Luis Herrera Estrella, científico mexicano reconocido por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual como uno de los "creadores" oficiales de las plantas transgénicas en 2002, comentaba al respecto de la "mala fama" de los transgénicos cómo "influye la falta de información, y de información adecuada y contrastada, de lo que son los transgénicos, cómo se obtienen, cuáles son los beneficios que se han logrado con ellos y qué posibles riesgos pueden tener. En general esto se ha acentuado porque hay grupos de ecologistas y ambientalistas que han exacerbado la discusión y han tomado posiciones irreconciliables con las de los científicos acerca del beneficio que se puede obtener de estos organismos".
En el asunto de la utilización de embriones para las investigaciones con células madre, tenemos otro caso bien claro de influencia en las políticas actuales (pensemos en la reciente moratoria a la discusión y planteamientos sobre el tema en las Naciones Unidas) principalmente por parte de algunas confesiones religiosas.
"La investigación con células madre embrionarias humanas va a conducir a una completa revolución de la ciencia médica" Tan tajante y tan claro es el posicionamiento de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en un tema que genera cada semana noticias contradictorias: la imagen que se está transmitiendo -interesadamente- a la opinión pública es que por un lado existen científicos que, sin pararse a cuestionar los aspectos éticos de sus investigaciones, quieren explorar estos nuevos campos que podrían traer soluciones a enfermedades tan relevantes como la diabetes de tipo I, las enfermedades cardiovasculares, el mal de Parkinson o el Alzheimer; y por otro, están quienes avisan de que todo ello no enmascara el hecho de que se trata una manipulación de "seres humanos", aparte de que estas investigaciones podrían llevar a experimentaciones de tipo eugenésico y racista. Esa dicotomía simplista pretende ocultar la relevancia y posiblemente la necesidad de este tipo de investigaciones. El Eurobarómetro 55.2 mostraba que un 73,5% de los europeos está a favor de permitir la investigación respetando las normas éticas, y un 84% reconocía que el descubrimiento de estas células no es en sí ni bueno ni malo, coincidiendo el 80% en que deben ser las autoridades las garantes de las normas éticas. (9)
- ¿quiénes hablan a favor?
Por otro lado, los posicionamientos "a favor" vienen -cuando vienen- de la mano de empresas o grupos que se perciben como interesados económicamente -o políticamente- en la promoción de estas tecnologías, lo que no aumenta precisamente, sino todo lo contrario, su credibilidad.
¿Por qué tanto interés por las empresas responsables de los cultivos GM por hablar de las mejoras sobre el hambre en el mundo cuando realmente no se ha promovido una mejora de las condiciones de la agricultura en el tercer mundo? El primer alimento GM que salió era el tomate Flavr Savr, que aguantaba mejor sin pudrirse: no era sino un producto pensado para el primer mundo, que podría así importar más fácilmente tomates de países del tercer mundo, por ejemplo...
Y a menudo el triunfalismo de quienes hablan a favor de la biotecnología en poco ayuda: recordemos el asunto de las terapias génicas que a principios de los 90 parecían estallar como la panacea para problemas como el de los "niños burbuja". ¿Qué fue de ello? Ahora se sabe que esas terapias no podrán ser efectivas hasta dentro de muchos años.
"Dentro de 10 años..." es una especie de letanía con la que los promotores de las biotecnologías salen siempre hacia adelante. En parte, las campañas a favor de las investigaciones con células madre también han caído por esos derroteros (Mea culpa, yo mismo).
Deberíamos unir a ello el "voluntarismo" de muchos de los periodistas científicos, que escriben de lo que encuentran "interesante". No hay muy normalmente criterios editoriales en los medios al respecto de la ciencia. O, cuando los hay, tienen más que ver con la presión de anunciantes (o amigos, o influencias). O, también, por esa tendencia también del periodismo por no hablar de anunciantes, o amigos o influencias (en un sentido, claro, contrario a lo anterior). Y aún más, muchos de los temas son puramente político-económicos (no en vano las biotecnologías inciden en sectores clave como el agroalimentario, la sanidad o el medio ambiente... ¿cómo no esperar influencia de la política en todo esto?).
3. ¿Cómo cambiar la situación?
Resultado de lo comentado "muchas personas adoptan una actitud hacia las nuevas tecnologías genéticas que encierra cierta contradicción: por un lado, estas tecnologías se ven como fuente de una gran abundancia de productos y servicios útiles, pero por otro lado, se consideran potencialmente peligrosas y particularmente susceptibles de abuso" (John Durant, (10)). Hay una situación desconcertante, cuya resolución no viene ayudada precisamente por la propia complejidad intrínseca de la biotecnología y su rápido desarrollo. Sino todo lo contrario. ¿Cómo conseguir un público conocedor y consciente por lo tanto de las implicaciones de ella? ¿Cómo cambiar los prejuicios en juicios?
- Informar frente a la "comunicación" (en el sentido que mencionábamos daba de Semir)
En el Eurobarómetro mencionado se comenta que 2/3 de los europeos "prefieren ver programas de tv sobre ciencia y tecnología antes que leer artículos sobre ese tema". Desde luego, habrá que pensar en la imagen, en la televisión como el mecanismo necesario para un cambio de la percepción social. De poco valen las páginas de ciencia de los periódicos (aunque un 37% de los europeos declara leerlas), Internet (por más que se vaya incrementando el porcentaje de usuarios, y que en lugares como EEUU se vaya acercando a la tv), o el trabajo de los museos de ciencia.
Pero sobre todo cambiar esa situación: si la noticia científica alcanza más a menudo la portada, si el tema biotecnológico entra en las secciones de opinión y debate de los medios, la "popularidad" del mismo podría mejorar. Más popularidad, sin embargo, no implica necesariamente (a veces podríamos pensar que más bien al contrario) una calidad necesaria para esta información.
El asunto de la calidad está mediado por numerosos problemas propios: la presencia de esos grupos de interés en diferentes bandos, la "confianza" del espectador, oyente o lector en el medio, las propias expectativas que se van creando, como arma de doble filo (¿cuántas veces al año nos encontramos con que una noticia sobre el descubrimiento de un gen se transforma en un incremento de llamadas o consultas a los especialistas de una enfermedad sobre la que se ha comentado que ese gen actúa? "¿Doctor, cuándo tendremos ese fármaco que he visto en la tele que va a acabar con el cáncer de --- (rellénese con lo que sea)?")
- Incrementar la presencia de la información científica en los medios de comunicación: implicación , por lo tanto, de los sectores investigadores, comunicadores, divulgativos...
Evidentemente, estando en uno de los países de Europa con menor porcentaje de PIB dedicado a investigación, pensar que además se deban incrementar las partidas correspondientes a comunicación de los resultados científicos dentro de los mismos proyectos de investigación (una propuesta que lanzaba hace años ya el periodista Luis Angel Fernández Hermana) es pedir demasiado. Pero posiblemente sería algo fundamental.
Y no estamos hablando simplemente de montar o dotar de más medios a gabinetes de comunicación y publicidad de los institutos de investigación y universidades (y, habrá que añadir: empresas). Nos referimos a que se cree una cultura en la que un investigador piensa en la comunicación pública de su trabajo como parte del mismo, y no como una tarea adicional que no le reporta nada. A ello se debería unir la exigencia de que las empresas de los sectores implicados consideraran también necesario el patrocinio de esta información científica, un patrocinio que no significara control de los contenidos o pura proyección publicitaria.
- Fomentar el debate.
¿Dónde? ¿quiénes? ¿cómo?
(otra de las revoluciones pendientes).
Fuentes:
(1) Emilio Muñoz, "Nueva biotecnología y sector agropecuario: el reto de las racionalidades contrapuestas". Instituto de Estudios Sociales y Avanzados, CSIC, Documento de trabajo 97-02
(2) Emilio Muñoz, "La complejidad de la biotecnología y la percepción pública: una inevitable relación",
Quark, no. 4, jul-sep 1996, pg. 14
(3) Percepción Social de la Ciencia y la Tecnología en España,
Fundación Española Ciencia y Tecnología, 2002.
(4) Por ejemplo, el que tengo a mano: Eurobarómetro 55.2 "Europeos, ciencia y tecnología", diciembre 2001
(5) Consumer, sep 2002
(6) Vladimir de Semir: "La comunicación contra la información",
Quark no. 1, oct-dic 1995, pg. 13
(7) Javier Armentia, "La ciencia y las palabras tabú", El Correo, 15 oct 2003
(8)
Divulc@t, nov 2003
(9) Javier Armentia, "Células Madre", El Correo, 20 feb 2002
(10) John Durant, "La biotecnología y el debate público",
Quark, no. 4, jul-sep 1996, pg. 6
2003-11-14 09:05 Enlace
Referencias (TrackBacks)
URL de trackback de esta historia http://javarm.blogalia.com//trackbacks/13017
Comentarios
1
|
De: Vendell |
Fecha: 2003-11-14 16:40 |
|
Cuando me enfrento a un debate tecnológico de este tipo, aunque no entienda nada, trato de responderme a la siguiente pregunta: ¿Quién sale ganando con esta tecnología? Y luego, viendo las respuestas que salen, resulta más fácil tomar una decisión.
En el caso de los alimentos transgénicos (caso particular de biotecnología), salen ganando las multinacionales que fabrican las semillas. Los productores no está muy claro, porque garantizan la estabilidad de la producción pero dispara sus costes y pierde capacidad de elección, ya que en un entorno transgénico, el agricultor tradicional tiene pocas posibilidades de prosperar. Los consumidores, pues ya se imaginan, nos quedamos como estábamos, comprando los mismos productos de siempre que, como mucho, tienen mejor aspecto.
Otro factor a tener en cuenta serían, por ejemplo, la preocupante desaparición de la variedad genética de las especies bajo el empuje de los monocultivos transgénicos, que ya ocurre con las semillas actuales, pero que seguramente se vería agravado.
En fin, que también se pueden pensar estos dilemas desde una perspectia económica, social, ecológica, etc. El hecho de que los transgénicos no hagan daño a la salud no nos da una respuesta clara.
|
2
|
De: Goyo |
Fecha: 2003-11-14 20:53 |
|
Vendell:
No creo que sea la tecnología la culpable de estos problemas económicos, sociales y ecológicos. Los culpables son otros, rechazar la tecnología por este motivo es alejarse de la solución del problema, me parece. A la inversa, apoyar el desarrollo tecnológico no implica ignorar los problemas que pueden derivarse de su utilización.
|
3
|
De: Vendell |
Fecha: 2003-11-15 02:48 |
|
Goyo, a mi juicio la tecnología no es culpable o inocente; simplemente es uno más de los factores a tener en cuenta para resolver la ecuación. Y si en ese ejercicio alguna tecnología resulta rechazable (léase, por ejemplo, el vertido de residuos nucleares a la fosa atlántica, las centrales nucleares como respuesta a la demanda de energía eléctrica o la comercialización de ciertas variedades modificadas genéticamente en las condiciones actuales) pues no pasa nada. Se rechaza y ya está. Uno no se convierte en un anticientífico ni actúa de forma irracional por ello. ¿No?
|
4
|
De: Goyo |
Fecha: 2003-11-18 21:45 |
|
Claro, pero en el caso de los problemas que expones en tu comentario me parece que todos ellos pueden solucionarse haciendo un uso adecuado de la tecnología, por lo tanto la conclusión no puede ser que la utilización de alimentos modificados genéticamente sea rechazable en general.
Tampoco digo que sea esa tu conclusión, sólo quería hacerlo explícito.
|
5
|
De: xpXxblXx |
Fecha: 2007-10-25 17:39 |
|
;D
|
6
|
De: abraham nerio |
Fecha: 2008-06-26 05:45 |
|
tengo 16 años, soy de mexico, me gusta la biologia, se que en estos años y en un futuro se le estara dando una mayor importancia a esta rama de la informacion, pero, ustedes creen que convendría mas a mi persona, el hacer el posgrado en una universidad de EU? gracias.
Interesantisimo, en mi opinion el contenido de esta pagina =)
|
portada | subir