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Historias > Marea Negra
2003-09-20
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Parece mentira, porque la percepción que tenemos del tiempo es cada vez menos correcta (si es que alguna vez lo fue, lo cierto es que la inmediatez de las telecomunicaciones nos han robado los meses, los años), parece mentira (insisto) pero dentro de menos de dos meses hará ya un año que hudieron el Prestige y provocaron las mareas negras que aún nos regalan galletas de chapapote en las costas, pero sobre todo que han descalabrado muchas más cosas que las costas gallegas, su economía, su vida... Anoche inagurábamos en el
pamplonetario una exposición fotográfica titulada "Marea Negra", producida por el
Colexio Profesional de Xornalistas de Galicia y
Burla Negra y que lleva a lo largo del año visitadas más de seis comunidades autónomas. Ahora ha recalado en este reino que desde hace siglos no tiene mar.
La fuerza de esas imágenes de más de cincuenta fotoperiodistas, sin embargo, no decae ni por el paso del tiempo ni por la distancia que separa Muxía de Pamplona. Son ciento tres fotos, ciento tres denuncias graves, palmarias, tan claras como acusadoras, de que algo no está bien en este país (obviamente, ni en este mundo). Fueron cedidas en enero por numerosos fotógrafos y periodistas para que compusieran este escaparate donde mirar el desastre, la desesperación, la ignominia del Prestige, pero también la solidaridad, la lucha, la acción para salvarnos de la catástrofe. Ayer la vivimos de la mano del decano del CPXG, Xosé María Palmeiro. Y nos emocionó porque estas cosas emocionan, pero sobre todo nos enfadó porque hay que estar dolido y rugiente ante algo así. Y seguir luchando por que "
Nunca máis" sea así, nunca más.
Manuel Rivas escribe un texto que, como siempre, nos permite contemplar esas imágenes de mariñeiros, mulleres, voluntarios, animáis, costas y o mar, con los ojos más abiertos:
El gran relato de la luz
No es fácil fotografiar una Catástrofe.
No es fácil captar el Gran Acontecimiento.
Aunque estés allí, en el momento decisivo y en el lugar preciso, mada hay más complejo en fotografía que apresar la evidencia de lo Tremendo.
Porque, ¿qué sucede cuando la noticia no sólo se erige en círculo central de la Realidad sino que transforma la Realidad misma hasta el punto de adquirir una viscosa condición autónoma que anula las referencias convencionales, los puntos de apoyo, e incluso penetra en la cámara y en la mirada del fotógrafo?
Quizás porque todavía está al acecho, nadie habló a fondo del Chapapote, de su verdadera naturaleza, en este atroz invierno que estamos a punto de atravesar gracias al calor producido por la piel del pueblo cuando se roza, por el aliento de un relato común que se echó fuera de la siniestra corte del pensamiento cautivo. Pero, ¿y el Chapapote qué viene siendo?
Conocemos ahora su composición química, de muy peligrosa catadura. Sabemos, más o menos, sus dimensiones. pero, ¿dónde está la línea de la Catástrofe, esa
delgada línea roja de la que hablan en las guerras de la jungla? Aquí no existe. Aquí tenemos una relación muy especial con el enemigo. La más precisa descripción verbal la hizo un técnico francés del batiscafo Nautille: "El fuel, entre aguas, avanza silencioso". Es el gran sicario pegajoso. Su sombra, su amenaza de malhechor mutante, hacen de él un personaje. El lado oscuro que, de repente, golpea y todo lo ennegrece. Y como tal lo percibimos en la mente.
Hubo muchos cruces de palabras y discursos, hubo montañas de falsedades, pero el verdadero ruido de la marea negra fue el silencio. El silencio desesperado del mar. El silencio de las aves espantadas. El silencio del chapapote, avanzando, con sigilo, avanzando. El silencio de los pescadores y voluntarios, porque en la lucha contra el fuel se traba la lengua y todos los sentidos se concentran en una hipnosis defensiva de la mirada. Y estaba después el silencio activo de los fotógrafos en el frente más importante: donde se dirime lo que es visible e invisible. Gracias a ellos tenemos el gran relato de la peor catástrofe ecológica en los océanos, la que lleva el irónico título del
Prestige, como irónico hasta la metáfora fue el nombre de
Titanic.
Esta exposición configura ese gran relato, tanto más verídico cuanto que es contado con el perspectivismo de muchas miradas plurales. Nos transmite no sólo información y documentación, en contundente
feedback que desmonta pieza a pieza la inverosímil ficción oficial, sino también sensaciones, emociones y épica humana, la de la extraordinaria gente corriente, que hacen de esta muestra un ser vivo laboriosamente salvado para la re-existencia por trabajadores de la luz que vencieron la invisibilidad y su viscosa estrategia.
Manuel Rivas, 19 de febrero del 2003
Algún Enlace:
la
nota de prensa de Xornalistas.com sobre la apertura de la exposición en Pamplona.
lo que cuenta hoy el
Diario de Noticias sobre la muestra.
el Prestige en blogalia
PS.
Mientras tanto, leo que la sangre de San Genaro ayer se licuó sin ningún problema, en Nápoles, una hora después de que, como cada año, fuera expuesta al público. Lo que indica qué mal sensor es ese fraude licuefante de las cosas importantes.
2003-09-20 16:08 Enlace
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