2025-06-16
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Lo comentaba en Mastodon: Hay veces en las que uno consigue cumplir un perverso deseo. En la contraportada del periódico de mañana el mío. @NoticiasDeNavarra #EMOSIDOENGAÑADO
La columna está
aquí en el Diario de Noticias.
Una de las grandes aportaciones españolas a la cultura pop vino de un desalojo de unas viviendas en Alcalá de Guadaira en 2016. A los vecinos, que esperaban un prometido alquiler social, se les expulsó como simples okupas para que dejaran de protestar y al final tuvieron que irse de allí. Solamente quedó como testigo del suceso una pintada en la pared que expresaba el enorme fastidio por el engaño vivido: Emosido engañado.
Las casualidades de la vida hicieron el resto: el coche de los mapas de Google lo recogió y allí queda en la memoria global; una tuitera sacó la foto que luego colocó como expresión de su desolación ante un examen injusto. La cosa vírica de las redes hizo el resto, porque desde entonces y aunque la pintada fuera borrada hace muchos años, ese meme se sigue usando cuando ya no puedes decir otra cosa, cuando te sientes estafado en el nivel más absoluto.
Llevo unos días, especialmente desde lo de Cerdán de esta semana, con la imagen de la pintada sevillana en la cabeza: y me digo que sí, que hemos sido engañados, conforme voy leyendo de las obscenas grabaciones y demás historias tan poco ejemplares. El presidente Sánchezlo vino a contar con cara de pena solicitando perdón; pero también lo ha dicho toda la clase política; y lo mismo hasta el exsecretario de organización podría usar el meme, llegado el caso. Cada uno piensa que el engaño viene de fuera.
Personalmente, imagino que como muchísimas otras personas, siento una desolación que es absoluta. No general, no acusa a todo el mundo (la política, los partidos, esta sociedad, etcétera) porque hay culpables y responsabilidades bien definidas y algunas a espera de que haya un proceso judicial. Pero es absoluta: no podemos ya creer a quienes engañan con tanta jeta e impunidad. Emosido engañado, de nuevo.
2025-06-16 09:14 Enlace
2025-04-22
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Una de las cosas más descorazonadoras del mundo en que vivimos es constatar cómo antiguas estupideces que ya creía uno olvidadas resurgen con nuevo brío y encima se ponen de moda y convocan un montón de gente como si no hubiera pasado el tiempo. La desmemoria es brutal, pero sobre todo la falta de un periodismo crítico que alerte de que viene un nuevo timador con el mismo timo que ya era antigua. Eso, por supuesto, en una sociedad que acoge cada noticia como si fuera algo genuino, sin echar mano de la hemeroteca y constatar que eso era ya “fake news” hace 40 años.
Lo anterior se puede aplicar a casi cualquier cosa, pero hoy se lo dedico al tema ese de la supraconciencia que está vendiendo (sensu stricto) Angel Luis Sans Segarra con tanto éxito de público y crítica. Este es un médico español que tuvo cierto prestigio en su profesión y que ya jubilado se ha convertido en una figura muy seguida en redes sociales por sus mensajes sobre espiritualidad, conciencia y vida más allá de la muerte. Aunque se presenta como doctor y terapeuta, su popularidad actual no viene del ámbito médico convencional, sino de su papel como divulgador de una visión espiritual del ser humano. Es la nueva era de lo que ya era antigua “new age” porque vendían lo mismo hace medio siglo. Se ha hecho especialmente conocido por hablar de algo que él llama “la supraconciencia”, una especie de conciencia superior que trasciende el cuerpo y la mente. Sus vídeos, libros y conferencias mezclan ciencia, mística, neurobiología, física cuántica y filosofía con un lenguaje muy sugerente, casi poético. Según él, nuestra conciencia no está limitada al cerebro ni a la biología, sino que es parte de una dimensión superior, previa al cuerpo, que trasciende la muerte y se conecta con lo que llama “la Fuente”.
El tipo es tan aburridamente patético que le he pedido a un algoritmo LLM que me haga un resumen de sus postulado:
Según Ángel Luis Sans Segarra, la conciencia no está en el cerebro, sino que es una entidad eterna capaz de conectarse con dimensiones superiores. A eso lo llama supraconciencia: un estado elevado del ser humano que se alcanza mediante prácticas espirituales. Para él, la muerte no es el final, sino un paso hacia otros planos de existencia.
Sus explicaciones suelen recurrir a términos de la física cuántica, como “vibraciones” o “colapsos de onda”, aunque sin base científica demostrada. El propósito humano, dice, es evolucionar, vivir con compasión y reconectar con “la Fuente”, esa unidad espiritual que estaría en el origen de todo.
Usa palabrería cogida por los pelos de la física cuántica (con eso ya solo valdría para condenarlo al ostracismo) y ha vuelto a poner de moda las experiencias cercanas a la muerte que consideran evidencias empíricas de todo lo que dice.
Por supuesto, se aprovecha de que la gente quiere mensajes de este tipo, ese calmante de lo espiritual sencillo y masticable, algo que parece basado en la ciencia (porque la ciencia mola, ya lo sabemos) y además muy accesible, a modo de terapia de apoyo positivo para reconfortar sobre la incertidumbre de la muerte, el propósito de la vida y todo lo demás. Teológicamente es un truño, aunque toda la teología lo fue siempre; por eso es difícil criticarle por eso: teólogos habrá que denunciar que afirma a la vez una cosa y la contraria cuando le hace falta, pero una vez más esto es teología, es decir, narrativas de seres y mundos imaginarios así que todo vale. Desde el punto de vista de la filosofía es igualmente algo de encefalograma bastante plano: no busquen disquisiciones sobre el ser y la naturaleza, o el ethos y demás, quiá… todo es un recetario blandito para gente que pueda creerse que comprende el sentido de la vida porque creyó seguir sin perderse el Interstellar de Nolan. Más complicado es sostenerlo desde la ciencia: no hay por donde cogerlo y ni siquiera hay una base sólida de hechos reales sobre los que interprete nada. Pura basura. Sin paliativos.
Para colmo, es que como pensador simplemente ha ido robando conceptos e ideas que estaban ya vendidas, como el asunto de las experiencias cercanas a la muerte de Raymond Moody. Manda cojones, podríamos decir, que ya desde 1975 estaba con el tema. De nuevo, es tan cansino el Sans este que le he pedido al LLM que me resuma las fuentes de las que beben sus libros (aunque no las cite siempre, esto es toda una tradición en la pseudociencia española: copia sin citar, transcribe o translitera y da igual porque cuela siempre todo).Pero nada es nuevo en Sans, porque otros mercachifles de lo oculto y lo espiritual llevan medio siglo con los mismos conceptos dando vueltas bajo distintas etiquetas, desde la física cuántica mística hasta la autoayuda espiritual, pasando por la neurofilosofía especulativa. Lo curioso es que Sans Segarra rara vez menciona a sus predecesores, como si todo viniera directamente de una antena pineal bien orientada.
El algoritmo me ha hecho un resumen:
Raymond Moody, por ejemplo, fue pionero en hablar de experiencias cercanas a la muerte en los años setenta. Su libro Vida después de la vida marcó un antes y un después: recogía testimonios de personas que aseguraban haber salido del cuerpo, visto túneles de luz, o reencontrado a seres queridos fallecidos. Sans Segarra retoma esa misma línea, pero la adereza con glándulas, taquiones y un aura new age más pronunciada.
En paralelo, el físico Fritjof Capra publicó El Tao de la Física, una obra donde encontraba paralelismos entre la física moderna y el misticismo oriental. Capra comparaba la mecánica cuántica con el budismo, el taoísmo y el hinduismo, y abría la puerta a una ciencia más “holística”. Sans también se mueve ahí: en la frontera donde la ciencia ya no es ciencia pero aún suena a ciencia.
Otro nombre esencial es el de Deepak Chopra, médico ayurvédico y gurú internacional del bienestar. Chopra ha hecho carrera defendiendo que la mente crea la realidad, que el pensamiento puede curar y que la conciencia es cuántica. El parecido con Sans es notable, aunque el español añade un aire más estoico y menos comercial.
El físico Amit Goswami, por su parte, habla del “activismo cuántico”: una idea según la cual todo cambio real en la vida debe nacer de la conciencia, porque es ella —no la materia— la que constituye el verdadero fundamento del universo. Sans podría firmar eso sin cambiar ni una coma.
Incluso en el terreno más académico hay nombres que se citan con frecuencia en estos debates. Roger Penrose y Stuart Hameroff propusieron una teoría según la cual la conciencia se origina en procesos cuánticos que ocurren dentro de las neuronas. Su modelo, conocido como Orch-OR, es complejo y muy discutido, pero sugiere que quizá el cerebro no sea solo una máquina clásica. Sans también afirma que el cerebro es un receptor más que un productor de conciencia, aunque sin entrar en detalles técnicos.
Ken Wilber, el filósofo de la “teoría integral”, lleva décadas defendiendo que la conciencia humana evoluciona en niveles y que hay una dimensión espiritual profunda que conecta todas las formas de saber. Y David Bohm, físico y colaborador de Einstein, hablaba de un “orden implicado” que unifica lo que parece separado. Ambos son precursores conceptuales de la visión que defiende Sans, aunque ninguno de ellos hablaba con su tono apocalíptico-sereno ni se vestía con traje blanco.
En resumen, Sans Segarra es un hábil reciclador de ideas que ya estaban sobre la mesa, muchas de ellas desarrolladas por autores más rigurosos —o al menos más explícitos en sus fuentes. Su talento no está tanto en la originalidad de su pensamiento como en su capacidad de condensar y dramatizar un discurso que conecta con quienes buscan respuestas espirituales envueltas en una apariencia científica. No es el primero en hablar de conciencia, cuántica y trascendencia. Pero es, sin duda, uno de los que mejor lo están sabiendo vender.
¿Hay por dónde coger todo el tema este que vende el doctor Sans Segarra? Como tampoco tengo ganas de ser benévolo, el algoritmo me ha propuesto que le perdone en algunos aspectos:
(Desde una perspectiva afín o abierta a nuevas visiones integradoras entre ciencia y conciencia)
1. La ciencia convencional no lo explica todo
La física cuántica ha demostrado que la realidad no es tan objetiva y mecánica como se creía: el observador influye en lo observado, la materia es también onda, y el vacío no está vacío. Sans Segarra se apoya en estas intuiciones para plantear una cosmovisión donde la conciencia es fundamental, no secundaria al cerebro.
2. ¿Es pseudociencia o ciencia emergente?
Lo que hoy se llama “pseudociencia” fue en otros tiempos el germen de las grandes revoluciones científicas (piénsese en Galileo o en los primeros fisiólogos del sistema nervioso). Algunos defienden que Sans no niega la ciencia, sino que intenta ampliarla hacia territorios todavía no explorados: la conciencia, la muerte, los estados no ordinarios del ser.
3. Referencias paralelas en la física moderna
Hay físicos respetados (como Roger Penrose) que han planteado hipótesis sobre la relación entre conciencia y mecánica cuántica (Orch-OR, junto a Stuart Hameroff). La idea de que la conciencia tiene una dimensión cuántica no es exclusiva de Sans, aunque su lenguaje sea más poético o místico.
4. Validación experiencial
El modelo de Sans se apoya en la experiencia subjetiva transformadora: muchos testimonios de personas que han tenido ECM, trances, meditaciones profundas, etc., encuentran sentido en su marco explicativo. Desde esta óptica, no es un modelo empírico tradicional, sino fenomenológico: su fuerza está en explicar lo que otros modelos ignoran o patologizan.
5. Una visión más humana y esperanzadora
Frente al reduccionismo materialista que ve al ser humano como un “robot biológico”, el paradigma de la supraconciencia ofrece una visión más integradora, espiritual y sanadora del ser humano. Es un modelo que devuelve el sentido, la trascendencia y la conexión con algo mayor.
Y ya ven ustedes cómo hasta los algoritmos pueden ser benevolentes. Lo cierto es que todo eso son puras excusas que llevo oyendo desde hace más de medio siglo enfrentándome con cantamañanas y mistificadores de lo paranormal. Esos que no dudaban en meterme en la inquisición que iba contra los verdaderos Galileos que anunciaban la verdad. Pura basura: ha pasado casi medio siglo y siguen vendiendo la misma mierda sin aportar más pruebas que su éxito editorial o, ahora, seguidores y fans en las redes sociales.
Por mi parte ya me habría cansado de Sans Segarra, pero he querido exprimir un poco más la cacatúa estocástica a partir de los textos en las redes que critican al doctor supraconsciente y esto me ha aportado. Léanlo con cierta precaución porque nunca se sabe qué es verdad y qué es mentira: estos algoritmos tienen tan poco apego o interés por la realidad y la verdad como los fabuladores de lo oculto, los vendedores de místicas cuánticas y demás mercaderes de deseos. Quizá es un poco de justicia poética que hoy desmontemos al gurú supraconsciente con un algoritmo lerdo que vive de las tonterías que se escriben en las redes sobre él.
Principales Críticas Científicas a las Afirmaciones de Sans Segarra
1. Malinterpretación de la Física Cuántica
Uso erróneo de conceptos: Se emplean términos como superposición, entrelazamiento y función de onda fuera de su contexto original, aplicándolos incorrectamente a fenómenos macroscópicos como la conciencia humana.
Escala inapropiada: La física cuántica describe comportamientos a nivel subatómico, y no hay evidencia de que estos efectos tengan implicaciones directas en procesos cerebrales o experiencias cercanas a la muerte (ECM).
2. Falta de Rigor Científico
Ausencia de evidencia empírica: Las afirmaciones sobre la supraconciencia no están respaldadas por estudios científicos replicables ni por datos verificables.
Sesgo de confirmación: Se seleccionan casos que apoyan la hipótesis propuesta, ignorando explicaciones alternativas proporcionadas por la neurociencia y la psicología.
3. Confusión entre Ciencia y Espiritualidad
Mezcla de disciplinas: Se combinan conceptos científicos con ideas espirituales, creando una narrativa atractiva pero que carece de fundamento en el método científico.
Afirmaciones no falsables: Muchas de las proposiciones presentadas no pueden ser refutadas mediante evidencia empírica, lo que las sitúa fuera del ámbito científico.
4. Críticas de Expertos Reconocidos
Javier Santaolalla, físico de partículas y divulgador científico, ha señalado que las teorías de Sans Segarra carecen de base científica y representan una mala interpretación de la física cuántica .
Carlos Sabín, investigador del CSIC, ha calificado estas afirmaciones como "misticismo cuántico", destacando la falta de evidencia que respalde la existencia de una conciencia que persista después de la muerte .
En resumen, aunque las propuestas de Sans Segarra pueden resultar atractivas para quienes buscan respuestas más allá de la ciencia convencional, es importante abordar estas afirmaciones con escepticismo y basarse en evidencia científica sólida.
No creo que haya que decir nada más. Ahora que vengan los fans a decir tonterías...
2025-04-22 14:49 Enlace
2025-03-27
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Publicado en NAIZ.EUS el 27 de marzo de 2025.
ECLIPSE: ENSAYO GENERAL
Antes, cuando un suceso astronómico tenía relevancia en nuestra comunidad foral, solíamos desde el Planetario de Pamplona mandar una nota de prensa con información, organizar actividades y convocar a la ciudadanía, porque hemos estado siempre convencidos de la importancia de mirar al cielo y de preguntarnos por nuestro mundo.
Ahora son otros tiempos sin Planetario en Pamplona, pero me mueve el mismo afán: no perder la oportunidad de que la ciencia tenga presencia y una voz, especialmente cuando las circunstancias son propicias… Y esto es lo que sucede el próximo sábado 29 de marzo de 2025: la Luna se paseará por delante del Sol (un poquito solamente) en un eclipse parcial que nos sirve de ensayo general para lo que va a suceder el año que viene, cuando el 12 de agosto de 2026 la Luna oculte por completo nuestra estrella y se haga en un momento de noche total.
Los eclipses han fascinado siempre a todas las culturas, porque eso de que en pleno día se haga de noche siempre sorprendió y hasta atemorizó a la gente. Pero es todo cosa de mecánica celeste, de cómo se mueven en el cielo el Sol y la Luna y los demás planetas marcando una especie de reloj cósmico que nos ha permitido a los humanos disponer de calendarios, de orientaciones y de relojes. De vez en cuando, nos cuenta la astronomía, la Luna oculta al Sol, y otras veces es la Tierra la que oscurece durante unas horas a la Luna. Los eclipses se pueden calcular y se hace desde hace más de 20 siglos, así que no podemos usar de excusa que no lo sabíamos para tenerlos en cuenta.
Lo que pasa es que no siempre se pueden ver desde un cierto lugar de la Tierra. A pesar de que hay entre dos y siete cada año, solamente en algunas regiones de nuestro planeta se pueden ver, especialmente los de Sol. Y no deja de tener cierta lógica: el Sol y la Luna son dos cuerpos radicalmente diferentes. El primero es nuestra estrella, con millón y medio de kilómetros de diámetro. La otra es nuestro satélite, con un diámetro de menos de 3500 kilómetros, cuatrocientas veces más pequeña que el Sol, pero cuatrocientas veces más cerca, así que su tamaño es similar.
Por eso suceden los eclipses. También porque la órbita de la Tierra en torno al Sol y la órbita de la Luna alrededor de la Tierra están casi en el mismo plano, separadas solamente 5 grados. Si estuviéramos en el mismo plano, cada mes tendríamos un eclipse de Sol (cuando la luna nueva) y un eclipse de luna (en el plenilunio). Pero al estar algo separados a veces la Luna pasa por encima o por debajo del Sol y no nos enteramos. Quizá por esa razón el más sabio de los siete sabios de Grecia, como se conocía a Tales de Mileto, que vivió entre el siglo séptimo y el sexto antes de nuestra era, tuvo tanto trabajo al predecir el primer eclipse el 28 de mayo del año 585, que coincidió además con una batalla. Tales les convenció, por aquello del eclipse, de que dejaran de pelear y firmaran un armisticio. También en China sabemos de que un eclipse generó en aquella época un juicio porque quienes deberían haberlo predicho se habían emborrachado. En estos miles de años, los eclipses han ido acumulando historias que nos recuerdan cómo han impresionado siempre esos momentos en que se hace de noche en pleno día.
ECLIPSE PARCIAL O ECLIPSITO
No va a ser este el caso el sábado 29 de marzo de 2025. Se trata de un eclipse solar parcial: la Luna pasa por delante del Sol pero solo oscurece una parte de su disco. Visto desde Navarra en el momento de máximo eclipse un 20% del Sol quedará desaparecido, una especia de uña en la parte superior que va a provocar que el Sol esté menos luminoso que otras mañanas. Pero no se hará de noche ni se verán las estrellas, como sucede en los eclipses totales.
Este eclipse parcial se ve en una región del mundo que cubre principalmente Groenlandia y el Norte de Canadá y el Atlántico norte, pero también la región occidental de Europa. Dependiendo del lugar, la hora del máximo cambia, pero podemos tomar como referencia las 11:46 como el momento de máximo eclipse.
El eclipse comienza cuando la Luna comienza a pasar por delante del Sol, según miramos el disco solar desde la parte superior derecha, sobre las 10:54. Irá pasando por delante hasta el final del eclipse, cuando el Sol solamente tendrá ocultada la parte superior izquierda de su disco, a las 12:39.
(Las horas varían un poco dependiendo del lugar geográfico. Recomendamos las páginas del Observatorio Nacional, del Instituto Geográfico Nacional como referencia para las efemérides:
https://astronomia.ign.es/web/guest/eclipses-de-sol-y-luna/eclipse-parcial-de-sol-29-marzo-2025
Igualmente en diversas páginas y aplicaciones uno puede tener los datos locales, no olvidemos que el cálculo preciso de los eclipses tiene ya cientos de años de tradición, no es algo que sea poco preciso…)
En Navarra tenemos diversas oportunidades de observar el fenómeno acompañado de personas expertas en la astronomía. La red Astronavarra sarea convoca a partir de las 10:30 a la ciudadanía para observaciones públicas y gratuitas:
• en Pamplona en la explanada del Planetario;
• en Fontellas en el Parque Fontellas;
• en Lerín en el Mirador de la Peña.
Por supuesto, estas actividades están sujetas a la meteorología: aunque se prevé un sábado nuboso aún hay posibilidad de claros que permitan observar el eclipse.
OBSERVACIÓN SEGURA
Mirar directamente al Sol es MUY PELIGROSO. Lo hemos puesto en negrita porque por mucho que se repita es poco. La tentación de mirar al Sol sin protección durante un eclipse es la mayor causa de daños oculares relacionados con la observación astronómica. El años pasado, cuando hubo un eclipse total de Sol recorriendo Estados Unidos el 8 de abril de 2024, aunque se había anunciado y avisado por las autoridades y los medios de comunicación hubo muchas asistencias a personas que, a pesar de todo, no habían tenido en cuenta que nunca se debe mirar al Sol directamente, ni siquiera con gafas de sol o con una radiografía. Una encuesta posterior reveló que una tercera parte de la población desconocía el peligro de mirar directamente al Sol. En las búsquedas de Google de ese día y siguientes el máximo de búsquedas en la región por donde se veía el eclipse estaba relacionado con qué hacer cuando te duelen los ojos. Lo había provocado una observación inadecuada.
Por eso es importante dispone bien de unas gafas o protectores específicos homologados para eclipse, que se pueden encontrar en algunas ópticas y en comercios relacionados con la astronomía. Como decíamos las radiografías, tampoco los negativos de película velados (si es que conservan alguno) son suficiente protección. Los vidrios de gafas de soldador del número 14 o superior son también adecuados.
En todos los demás casos lo más adecuado es no mirar directamente al Sol (y menos con un instrumento óptico como un telescopio, prismáticos o teleobjetivos, que son aún más peligrosos). Se puede proyectar la imagen del Sol en una superficie. Por ejemplo, podemos hacer una rudimentaria cámara oscura con una caja de zapatos en uno de cuyos lados haremos un pequeño orificio, que actuará como objetivo, y proporcionará una pequeña imagen del Sol en el lado contrario.
Dispositivos como esta caja oscura son sencillos de hacer y suponen una estupenda actividad para hacer con niñas y niños. Por ejemplo en el Colegio de Eduación Infantil y Primaria “Blanca de Navarra” de Lerín esta semana el ayuntamiento ha impulsado unos talleres en los que el alumnado ha podido aprender sobre los eclipses y además realizar estos proyectores para observar este eclipse de manera segura. Ellas y ellos se han convertido, además, en prescriptores para informar a sus familias de cómo observar el eclipse del sábado.
OBSERVAR CON DETALLE O COMO JUEGO
En el caso de que se desee ampliar la imagen del Sol para ver los detalles de su superficie, dado que actualmente presenta muchas manchas y regiones activas porque está en su máximo de actividad, necesitamos usar un tipo de filtro específico para instrumentos ópticos que, una vez más, debemos buscar en tiendas especializadas y con sellos de homologación. Quienes recuerden haber jugado con una lupa y la luz del Sol para quemar un papel podrán entender la importancia de no exponer nuestro ojo al mismo poder de concentración de una lente.
Los telescopios de los aficionados a la astronomía pueden incorporar filtros especiales para seleccionar la radiación solar y de esta manera limitar su poder energético: gracias a ellos podemos tener una observación segura y además tener mucha información sobre la fotosfera aprovechando el fenómeno. Por supuesto, se recomienda en estos casos una asistencia de una persona experta.
Un pequeño juego durante un eclipse es convertir una espumadera en un proyector solar. Normalmente cuando exponemos una espumadera al Sol se proyecta en el suelo o la pared una serie de circulitos que, realmente, son pequeñas imágenes del Sol. Durante un eclipse podemos fijarnos en que los circulitos no son tales, sino que muestran esa uña que tapa la Luna del disco solar. Lo bueno de esta diversión es que es segura porque lo importante, lo recordamos de nuevo, es no mirar al Sol.
Volvemos a recomendar que lo mejor es protegerse del Sol. No es broma. Y esto nos permite recordar que también tenemos que tener en cuenta que el Sol quema la piel, así que no estaría de más tener sombreros o gorras y si vamos a estar viendo el sol toda la mañana, usar protección dermatológica homologada. Por supuesto, evitemos mirar al Sol directamente. Si tenemos dudas o no disponemos de posibilidad de mirar la imagen del Sol proyectada (llegado el caso un árbol proporciona a través de sus hojas un buen proyector de la imagen del sol en el suelo, como la espumadera) es mejor contentarnos con ver a través de las redes las imágenes que, seguro, irán llegando a lo largo de la mañana del sábado 29.
2025-03-27 19:48 Enlace
2025-01-25
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El 24 de enero de 2002 comenzó en #Blogalia esta pecera a poblarse. Eran otros tiempos, no diré que mejores, pero sí unos en los que comenzaba la gente a crear contenidos (por emplear la jerga actual: a eso lo llamábamos escribir, sin más, o dibujar o hacer vídeos o...). El mundo de los blogs tenía algo de revolución cultural porque permitía un acceso directo de la gente a las cosas de otra gente. Permitió también rápidamente establecer redes y complicidades, permitir un debate que en los foros era demasiado forero, demasiado evidente. Entrar a un diálogo en los comentarios, que estaba además limitado a quien se metiera a leerlo tenía su encanto... Ojo, trollear existía, y mala gente y agrias discusiones y odios y envidias. Ya dije que el mundo no era mejor, pero sí diferente porque todo eso se canalizaba de otra manera. Y no había un algoritmo que te seleccionara de forma torticera lo que sucedía.
Me he dado cuenta de que Por La Boca Muere El Pez tiene ya 23 años. Y un día. Y seguimos.
Gracias Víctor Ruiz por hacerlo posible. Gracuas a la gente que a veces pasa por aquí, cuando me animo y dejo algo escrito.
2025-01-25 04:51 Enlace
2025-01-20
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Actualización del 25 de febrero de 2025:
(NOTA: esto es una actualización pero la pongo al comienzo de la entrada para marear un poco, pero porque esto es un blog y las cosas tienen este orden: lo de más arriba es más nuevo... bueno, eso. Si quieres, puedes leer lo de más abajo y luego vuelves.)
Como no podía dejar de suceder solamente un mes después del GRAN ALINEAMIENTO PLANETARIO de enero de 2025, ese que no se podría volver a dar en decenas de años, tenemos otro más, anunciado para el día 28 de febrero de 2025. Por ejemplo aquí:
La alineación de siete planetas, este próximo viernes, no se repetirá hasta dentro de 468 años. ¿Es falso lo que se dicen? No y sí, porque estas cosas son siempre así, un poco más complejas de lo que permite un titular. La alineación no es novedosa: como los planetas están en la eclíptica, más o menos, forman en el cielo un arco siguiendo la eclípitica -como digo luego, esto es lo que pasa cada día de los últimos cuatro mil millones de años y pico-. ¿Habrá que esperar 468 años? Si quieres, dilo así. No sé quién se inventa esos cálculos, de verdad, me da la sensación de que lo compone una cacatúa IA porque es un dato espúreo, una cifra sin sentido. De hecho, entre el Sol y Marte hay más de 90 grados de cielo... Mira, lo dejo. Puedes mirar el cielo el viernes y verás más o menos lo mismo que el jueves o el sábado, o lo mismo que has podido estar viendo todos estos meses pasados. Que no te timen.
A veces, conste, las agencias espaciales o los observatorios o institutos (que son últimamente muy dados a vocear notas de prensa exageradas con estas cosas de lo que se puede llegar a ver en el cielo, llenas de "no te pierdas el..." o "sorprendente tal cosa..." que son rápidamente reproducidas sin análisis ulterior por muchos medios digitales y amplificadas por la tontidivulgación de los medios blanditos de reels, tikstoks y demás), digo que a veces hacen una buena divulgación, donde aunque sucumben al hype lo explican desmontándolo.
Un ejemplo en esto de lo que hablamos ha sido esta vez la página de ciencia de la NASA en español:
Alineaciones planetarias y desfiles de planetas. Copio el primer párrafo:
En la mayoría de las noches, si el tiempo lo permite, puedes ver al menos un planeta brillante en el cielo nocturno. Aunque en las horas alrededor del atardecer es común ver dos o tres planetas, en ocasiones se pueden ver simultáneamente cuatro o cinco planetas brillantes a simple vista. Estos eventos, a menudo llamados “desfile planetario” o “alineación de planetas”, pueden generar un interés significativo del público. Aunque no son excesivamente raros, vale la pena observarlos ya que no ocurren todos los años.
(Y aquí acaba lo escrito el 25 de febrero de 2025, como actualización de lo que viene después)
Planetas alineados (pero ojito)
La noticia aparece en muchos medios y me han llamado varios periodistas de algunos para que contara algo sobre eso de la ALINEACIÓN PLANETARIA tan única y llamativa que se da mañana. ¿Lo han leído, visto u oído? ¿No? En ese caso, qué suerte, pero vamos, ya adelanto que es una de esas historias que me estomaga: mi conjetura es que además va todo a peor con eso de las catatúas de la IAG que componen noticias estúpidas de este tipo porque saben que se posicionan muy bien en los medios y en las redes, porque son cosas chulas, habla de ver algo que no puedes perderte (impone urgencia, como los buenos timos) y lo califica de excepcional y raro en el tiempo (más urgencia aún) y todo eso. O sea, ahora con los algoritmos de mierda funciona siempre. Y todo el mundo juega a lo mismo.
Así que el 21 de enero de 2025 se inventan unos planetas en línea para describir la situación que estamos viendo, bellísima por cierto, durante este invierno cuando se presentan los planetas más brillantes en el cielo al comienzo de la noche: Venus como un farolón sobre el Oeste; cerquita está Saturno mucho menos brillante pero fácilmente localizable en el cielo del crepúsculo vespertino incluso antes de poderse ver otras estrellas; sumamos reinando en el cielo a Júpiter, también con mucho brillo; y finalmente Marte, que está en oposición ahora, es decir, cuando está más cerca de la Tierra. Hace unos meses se veía Mercurio también, por cierto, pero había que esperar a que pasara la noche para ver a todos… es lo que tiene ver todo esto montados en la Tierra que da una vuelta también alrededor del Sol, por si alguien no se acordaba.
En la noticia añaden a Urano y Neptuno. Manda leches, qué estupidez. Esos planetas NO SE VEN, vamos, no se ven a simple vista (Urano en circunstancias de gran calidad de la noche y oscuridad y sabiendo mucho… vale, pero nada de eso dicen las notas de prensa). Hace falta un telescopio para ver a Urano y Neptuno, por eso meterlos en la noticia (como hacen hoy todos) es solamente una muestra del poco cuidado de comprobación que se toma la gente para publicar ahora una noticia en algunos medios.
Ahora nos venden alineaciones planetarias. Como comentaba, uno de los elementos fundamentales de la fabricación de esta noticia espúrea es la urgencia: que sea algo excepcional. Como pasa con las superlunas (ya he escrito de ellas tantas veces que evito volver a poner los enlaces de este blog, ahí están siempre). Hay unas cuatro pretendidas superlunas cada año, así que no son supernada, son algo de lo más cotidiano aunque siempre se diga cada vez que es algo único y que no se repetirá hasta no sé cuando.
Porque esta es una afirmación constante cada vez que alguien cuela una alineación planetario. Se nos asegura en este caso que es algo que no se verá hasta 2040 "según la NASA". Lo mismo hay alguien en la NASA que ha dicho esta memez, conste, porque hay mucha gente en institutos de investigación realmente incapaz de darse cuenta de los que es un hype y cómo se contribuye a dar respetabilidad a una invención (o, reconozcámoslo, hay gente a quienes la pagan precisamente por eso, por colocar en los medios una noticia con mención a tu observatorio o agencia y que lo pete en las redes. El sistema, hay que decirlo siempre, favorece estas conductas y el periodismo antes era capaz, cuando interesaba, de no caer en la compra de la moto que colocaba la NASA o quien fuera).
Añado: cuando la nota llega a un país como el nuestro será fácil encontrar a algún astrónomo o divulgador o cuentapropista que diga amén, que justo vea lo que ha dicho la noticia en el medio estadounidense y lo justifique. Hasta buenos amigos han caído en esto más de una vez y seguirán cayendo.
¿Creen que estoy siendo el astrónomo cabreado y furibundo de siempre? Pues eso será, pero es que es cierto, y lo voy a demostrar, que Internet es así de útil: basta con meter en el buscador eso de las alineaciones planetarias para encontrarse (y no pongo enlaces porque para promocionar estúpidos ya están las redes sociales con algoritmos propietarios): el año pasado en agosto;
“Este miércoles, 28 de agosto, tendrá lugar una alineación planetaria singular, dado el número de planetas que serán visibles en prácticamente agrupados (sic). Serán un total de seis los cuerpos alineados: Mercurio, Marte, Júpiter, Saturno, Urano Neptuno.”
Pero lo mismo se había hecho el año anterior, 2023:
“Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Urano están alineados durante estos últimos días del mes de marzo 2023”. Copio la entradilla de un artículo que aún está publicado de un medio muy visitado.
Y en junio de 2022 también la misma murga. Digamos que esta vez, al menos, no contaban con los planetas invisibles (a simple vista):
“Cómo ver los planetas alineados esta semana, ¡y sin telescopio!
45 minutos antes de la salida del sol, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno serán fácilmente visibles sin necesidad de telescopio durante toda la semana. Te contamos cómo ver los planetas alineados.”
No sigo más atrás en el tiempo, pero es una constante.
Para dejarlo claro: una alineación de planetas en el cielo ocupando casi todo el cielo es lo que podríamos llamar una noche cualquiera de los últimos 4.600 millones de años en cualquier planeta del Sistema Solar. Los planetas están en órbitas alrededor del Sol cuyo plano es parecido (cosas de la conservación del momento cuando se formaron del mismo disco protoplanetario y también debido a que los objetos más separados de ese plano acabarían tarde o temprano chocando con otros o perdiéndose en el espacio más allá del Sol si te pones tiquismiquis).
Cada noche vemos los planetas que toca ver esa noche, y esto no pasa un día, sino que va pasando a lo largo de semanas y semanas y es precioso, si te gusta un poco ver el cielo, que es lo que había que recomendar, que es lo bonito y lo que permite aprender (no postear mierdas o darle al like y reproducirlo en tus grupos…). Algunas noches están dos juntos, algunas temporadas, como pasa este invierno, tenemos a cuatro de los más brillantes ahí en el mismo cielo al comienzo de la noche. Luminosos, impresionante, y al alcance de cualquier persona incluso en medio de una ciudad excesivamente iluminada donde apenas se ve nada más del cielo (es decir, casi cualquier núcleo de población en España).
Si tienes prismáticos, aprovecha porque Júpiter tiene Lunas. No hace falta que te vendan una alineación absurda, porque descubrir las lunas que Galileo encontró en enero de 1609, hace cuatro siglos, es algo sobrecogedor si no lo has hecho nunca. Búscate una escapada con la agrupación astronómica más cercana y podrás ver más, las fases de Venus, el menguante anillo de Saturno (no es que sea menor, es que se pone de canto) y tantas otras genuinas cosas sorprendentes y únicas en el cielo. Tendrás además oportunidad de ver un montón de satélites del mierda ese que nos llena la noche de cosas innecesarias y muchas cosas más. Podrás pedir también deseos a alguna fugaz (no hace falta esperar a cuando te lo diga el periódico) y todo está de la mano de la gente de la afición astronómica, que está todo el año contando historias de estas sin titulares sensacionalistas, falsos y que crean unas falsas expectativas que acaban matando la ilusión.
Y ya vale, mirad al cielo estas noches, está precioso. Como siempre, como nunca. Especialmente si tienes la suerte de que tu ayuntamiento no te haya colocado cientos de farolas delante de casa (como es mi caso).
P.S.: gracias a los amigos periodistas que me preguntaron hoy por el tema con la mejor de las intenciones por su paciencia aguantándome la filípica que les solté. Al fin y al cabo ellos buscaron la información de la mano de astrónomos como yo...
2025-01-20 16:27 Enlace
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